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Martes, 22 de agosto 2017, 01:11
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Charles confirmó la ‘ley de Murphy’, que en el fútbol encuentra uno de sus terrenos favoritos. Si el año pasado marcó Cop en La Rosaleda, y a balón parado, ¿por qué no iba a repetirse la historia con el delantero de origen brasileño? Los peores temores comenzaron a confirmarse a la hora de conocerse la alineación del Eibar. El cuadro vasco, lastrado por bajas de peso (como las de Escalante o Fran Rico, entre otras), prescindía de su goleador la pasada campaña, Sergi Enrich, con unas molestias que le impedían ser de la partida. Su lugar era para Charles, acompañado por Kike.
El veterano atacante había tenido un rendimiento declinante en su periplo de dos temporadas en el Málaga. A las doce dianas de la primera campaña, con Gracia –que sin estar mal no fueron tan sobresalientes después de haber jugado casi todos los partidos y ser el ‘nueve’ de referencia del equipo–, le sucedieron unos meses malditos. Una lesión de rodilla no le dejó tener continuidad y el Málaga estuvo a punto de darle la baja cara al mercado invernal para hacer hueco a fichajes. Al final, fue una campaña para olvidar, con pocos minutos y un problema de fondo, la ausencia de interés del club de La Rosaleda para que siguiera alguna temporada más. Así las cosas, aceptó la propuesta del Eibar para seguir en Primera, convencido también de que el estilo de juego del cuadro guipuzcoano le podría ir bien.
«El fútbol no tiene memoria y algunas personas en el club han hecho que el fin no haya estado a la altura que podía esperar», declaró en un comunicado a su salida en relación a su esfuerzo personal por salir de su larga lesión y el que apenas hubiera contactos para seguir. El sorteo del calendario liguero le ofreció después la oportunidad de tomarse una revancha deportiva, y a fe que la aprovechó anoche, cuando los hados se alinearon a su favor.
Charles fue el atacante más activo del Eibar. Su afán por ver puerta le traicionó en la primera ocasión del partido, cuando se aprovechó de la mano para introducir el balón en la red tras un centro de Kike, pero el debutante Medié Jiménez lo apreció y anuló la acción. Posteriormente, casi todos los remates del Eibar tuvieron su rúbrica, hasta que llegó el del gol, a comienzos de la segunda mitad y tras un medido centro de José Ángel.
Charles levantó los brazos pidiendo perdón al comienzo de su celebración. El daño estaba hecho, pensaron muchos aficionados. Cumplida su misión, la de demostrar a ciertos estamentos del club malaguista que su rodilla estaba bien y se encontraba aún en condiciones de ofrecer fútbol, Charles abandonó el campo (pasada la hora de partido) para dejar su puesto al debutante en la categoría Iván Alejo. El Málaga, ya sin su ‘cuadrado mágico’ en el centro del campo, no tuvo respuesta.
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