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Jueves, 17 de agosto 2017, 00:14
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El Málaga arranca el lunes ante el Eibar (22.00 horas, Gol) en La Rosaleda su décima campaña consecutiva en la élite del fútbol español. La década que cumple no sólo equivale a un periodo redondo, sino que implica una continuidad récord en la élite, porque el anterior ciclo más largo fue de siete años, también en el presente siglo y con las actuales siglas. El presidente del club, Abdullah Al-Thani, con sus defensores y detractores y muy pocos aficionados que se muestren indiferentes hacia su figura, llega a su séptima campaña al frente de la entidad de Martiricos, otro registro histórico, y los malaguistas que no han cumplido la mayoría de edad sólo han visto dos años a su equipo apartado de la máxima categoría (entre los veranos de 2006 y 2008).
Desde este contexto histórico favorable se puede entender una respuesta creciente de abonados (24.000, más que en cualquier fase de la campaña anterior), pero también la decepción creciente respecto al rumbo del Málaga, que tras los dos años de mayor esplendor inversor ha vuelto a la identidad de siempre, la de un club obligado a vender, a optimizar sus fichajes y a surtirse de acuerdo con la necesidad de las hornadas de canteranos de turno.
La fórmula, que implica un riesgo indudable, viene sirviendo de momento a este Málaga, con un propietario cada vez más discutido y con un proyecto deportivo renovado y que, como pocos, presenta un líder muy definido. Ese jefe carismático no juega al fútbol, sino que se sienta en el banquillo. Míchel, lo busque o no, lleva las riendas en lo deportivo y controla el discurso, y asume los elogios y las críticas que se deriven de los resultados.
La ilusión que había supuesto su llegada al club la pasada campaña se ha diluido un tanto durante la pretemporada. El Málaga, que venía de una crisis preocupante de resultados, reaccionó y encadenó seis victorias en un fabuloso tramo de siete jornadas. Eso devolvió la confianza a la plantilla y a la afición, pero la gran obsesión del técnico ahora es no perder el hilo de continuidad respecto a aquel final.
No lo tiene fácil Míchel. A día de hoy sólo hay diez futbolistas profesionales que siguen en la plantilla después de haber comenzado en ella la temporada anterior (Rosales, Torres, Juan Carlos, Ricca, Kuzmanovic, Recio, Juanpi, Jony, Chory Castro y Keko). Canteranos (Luis, Ontiveros y En-Nesyri) y fichajes invernales (Luis Hernández y Peñaranda) al margen, el resto son nuevos jugadores.
La pretemporada ha sido especialmente difícil por varios factores. En primer lugar, la renovación forzosa en una plantilla que tuvo un nivel decepcionante en buena parte de la última campaña y que ofrecía síntomas de envejecimiento, con lo que se ha sabido aplicar un relevo generacional, ya sin Weligton, Duda, Demichelis, Charles o Kameni.
Además, la planificación se ha visto afectada por salidas inesperadas como las de Llorente (inicialmente se pactó con él la continuidad, hasta que llegó la oferta de la Real Sociedad al Real Madrid), Camacho (al Wolfsburgo), Pablo (salió por la cláusula de rescisión al Villarreal después de que en primavera se frustrara la firma de un nuevo contrato y un tope más alto disuasorio para los rivales) y Kameni (al Fenerbahçe), que en principio iba a competir por el puesto con Roberto. La única marcha más que asumida era la de Sandro (al Everton).
A esto se le suman varias lesiones arrastradas de la temporada anterior o el verano (las de Kuzmanovic, Juanpi, Ontiveros, Ricca y Torres), lo que ha impedido a algunos futbolistas jugar o ha demorado su puesta a punto. El resultado ha sido el balance de ocho derrotas en los nueve amistosos de preparación -sólo se ganó al Villarreal-, que para nada han de implicar que el equipo no llegue a punto para la competición, aunque suponen un aviso.
Tampoco la planificación ha ido muy adelantada. El club estuvo parado en junio, pero en poco tiempo llegaron de una tacada Roberto (Espanyol), Cenk (Galatasaray), Andrés Prieto (Espanyol B), Baysse (Niza) y Borja Bastón (Swansea), y se solucionó la continuidad de Juan Carlos y Kuzmanovic. A la decepción final con Meré, que se escapó al Colonia cuando estaba casi atado, le siguieron la llegada en su lugar de Diego González (Sevilla B) y, poco después, de Cecchini (Banfield), la inversión más alta. El club busca aún un 'pivote' (puede ser Rolón) y otro punta.
La meta es tener una temporada tranquila, ya que sólo si todo saliera a pedir de boca el Málaga podría estar peleando por Europa, expectativa frustrante generada justo hace un año con Juande Ramos. El calendario depara inicialmente dos duelos relativamente accesibles (Eibar y Girona, este fuera) para comenzar, antes de un 'parón' de dieciséis días que precede al duelo con Las Palmas. Sin embargo, el Málaga, que ha alternado el 4-1-4-1 y el 5-4-1 como patrón, no ha dado estas semanas motivos para el optimismo.
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