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Míchel: «Me siguen poniendo ojitos, pero son castos»

Míchel: «Me siguen poniendo ojitos, pero son castos»

La Granizada ·

Necesita el mar cerca. «Me relaja yme anima», dice el actual entrenador del Málaga. Le gusta «invertir» enamigos y lo mismo baila agarrado que se marca un 'reggaeton'. «No le hago ascos a nada»

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Miércoles, 16 de agosto 2017, 00:36

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- ¿Qué queda de aquel niño al que llamaban Michelín?

– Muchísimo. Sigo siendo el mismo tío inquieto que era de pequeño.

Y ahora, a los 54, ¿cómo vamos de michelines?

– Intento vigilar mi alimentación, aunque no suelo privarme tanto como cuando era futbolista. Trato de disfrutar de lo que tengo enfrente y no pienso si me va a engordar o no. De todos modos, mi mujer me tiene amenazado: jubilado sí, pero gordo no.

¿Es de los que cuidan mucho su imagen?

– Tengo una parte de mí que es muy coqueta, pero no soy prisionero de la imagen.

Hablando del tema, los derechos de imagen traen de cabeza a los futbolistas, ¿por qué cree que hay tantos ahora en el punto de mira de Hacienda?

– Creo que algunos jugadores de fútbol tienen un estatus muy elevado y les rodea muchísima gente, pero no todos son profesionales ni fiables.

¿Cómo le sonó la palabra abuelo la primera vez que la escuchó?

– Maravillosamente. Desde que ha empezado a hablar, me dice ‘abu’ y me gusta mucho. Estoy encantado de ser un abuelo joven. Esa palabra me llena de orgullo.

Con esa percha que usted tiene, ¿le siguen poniendo ojitos las mujeres?

– (Risas) Los ojos que me ponen ahora ya son mucho más castos... A estas edades tampoco pueden ser ya muy impuros.

¿Cómo lo ha llevado su mujer?

– Siempre ha sido muy celosa, pero, como ella nunca ha estado en un segundo plano, no ha tenido por qué preocuparse. En el fondo, ella se siente orgullosa de que después de tanto tiempo sin jugar al fútbol la gente me reconozca y me siga mostrando su cariño.

Fiel a sus vacaciones en Ibiza, ¿qué le va más, el baile o las puestas de sol?

– Un poco de todo, no le hago ascos ni al ‘reggaeton’ ni al romántico.

¿Le han metido muchos goles en la vida?

– Sí, porque soy muy jugón. En lo que más creo es en la amistad, pero, claro, para llegar a tener buenos resultados y conseguir buenos amigos también ha tenido que haber derrotas, y algunas han dolido mucho. Me gusta invertir en amigos, porque es lo que más satisfacciones me ha dado, pero también los mayores disgustos.

Con perdón, ¿qué cosas le tocan a usted los...? Sabrá por qué lo digo, aquel Real Madrid-Valladolid en donde tuvo el famoso incidente con Valderrama...

– Claro que lo recuerdo, y me sigue molestando la injusticia, la mentira, la deslealtad y que mucha gente siga pensando a día de hoy que puede ofenderme llamándome gay.

Siempre ha dicho que es muy de Madrid, ¿se acostumbra a vivir en Málaga?

– Las ciudades de playa han sido siempre ese cachito de Madrid que me falta. En Málaga he descubierto una ciudad variopinta, muy cariñosa y acogedora. Me gusta que poco a poco se vaya conociendo, porque tiene mucho potencial.

¿Sigue tomando bocatas de chorizo y nocilla?

– Por supuesto, y de jamón cocido con nocilla. Eso es cocina fusión (risas). Siempre me ha gustado la combinación de sabores. Reconozco que la nocilla me pierde.

Pero, ¿es de nocilla o también de Nutella?

– No, no, soy nocillero.

Si pudiera hacer el fichaje de su vida para el Málaga...

– No me atrevería a pensar en ningún jugador. Cogería ese dinero y lo invertiría en hacer un gran equipo. Messi no es lo mismo en la selección argentina que en el Barça; ni Ronaldo en Portugal.

Su hijo se incorpora al equipo que entrena la próxima temporada, después de haberle tenido en el Getafe. ¿Cómo lleva trabajar con la familia?

– Bien, porque cuando tengo que tomar decisiones no piensa mi corazón, sino las ganas de ganar partidos. Los que tienen dudas sobre un posible trato especial es porque quizá ellos sí lo tendrían. Yo, no.

Hace poco se le ha visto emocionado en la boda de su hijo. ¿Es hombre de lágrima fácil?

– Desde que me he hecho mayor, bastante más. Cuando lloré en la boda es porque me alegré mucho de que a mi hijo le salieran las cosas bien. Soy un tío que muestra sus sentimientos siempre.

¿Qué cosas le siguen uniendo a la ‘Quinta del Buitre’?

– Lo que siempre nos unió: la personalidad, el carácter y la lealtad.

¿Se moriría tranquilo si entrenara al Real Madrid?

– Es que no me quiero morir todavía (risas). Creo que eso no está en mi mano, y además es algo que no me obsesiona en absoluto.

El día en que Míchel descubrió el mar

Corría el año 1973. Por aquel entonces, el hoy entrenador del Málaga solo era un pipiolo de 10 años que apenas había salido de Madrid. Pero, desde aquel verano, las cosas cambiaron para siempre: Míchel descubrió el mar. Junto a sus padres y a sus tres hermanos (dos chicas mayores y el pequeño de la familia) pusieron rumbo a Alicante. «Recuerdo que me pasaba el día metido en la playa, desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde, que solíamos recogernos». Míchel lo recuerda con emoción y, a día de hoy, el mar «me relaja y me sigue animando». «Fueron 20 días inolvidables, pero en los que pagué con creces las ganas: llegué a Madrid completamente quemado».

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