Malaga CF

Gracia no da respiro

Gracia, fuera de su área técnica durante una acción de la primera parte.
Gracia, fuera de su área técnica durante una acción de la primera parte. / Álvaro Cabrera
  • Permanentemente de pie, hasta marcó las jugadas a realizar en los córners o faltas

  • Sus quejas en cada pérdida de balón o desajuste en campo propio fueron bien visibles desde la grada

Javi Gracia no es evidentemente Bernd Schuster. Ambos fueron jugadores técnicos, sobre todo el alemán, pero en el banquillo las diferencias son abismales. El entrenador navarro demostró el sábado que, al contrario que su antecesor, opta por estar casi siempre de pie durante los encuentros. Es más, casi no da respiro a sus pupilos.

Si las cuentas no fallan, Gracia solo se sentó en el banquillo en el partido contra el Athletic en seis ocasiones. Y siempre durante periodos muy cortos, de medio minuto o 40 segundos. Deambuló por toda la zona técnica sin descanso, casi siempre con la vista fijada en el terreno de juego, y apenas se le vio conversar con sus ayudantes, aunque es probable que escuchara impresiones de todos ellos.

El primer gesto llamativo de Gracia se produjo al poco del comienzo, después de una polémica entre Sergio Sánchez y Aduriz. Este reclamó falta en los aledaños del área local y el zaguero malaguista se lo echó en cara. El técnico se dirigió al catalán con gestos elocuentes para que no se distrajera. La pasada temporada Schuster hacía indicaciones y correcciones sentado en el banquillo, primero por sus dificultades para permanecer muchos minutos de pie (sus problemas físicos eran elocuentes al regreso de cada viaje) y también porque, después de su experiencia como futbolista, considera que las insistentes consignas al final solo desembocan en más inconsistencia de los jugadores.

Enrabietado

Hubo que esperar más de doce minutos para ver al ahora entrenador blanquiazul sentarse en el banquillo. Pero apenas aguantó veinte segundos. De nuevo se plantó en la esquina derecha de su zona técnica. Sus quejas en cada pérdida de balón o desajuste defensivo (especialmente por dentro) fueron ostensibles desde la grada. En la primera parte se volvió enrabietado un par de veces incluso con la intención de golpear la parte superior del banquillo. Hubo momentos incluso en que avanzaba en paralelo al juego en las situaciones de ataque del Athletic en la primera parte.

A Gracia le gusta todo tenerlo bajo control y en los saques de esquina y faltas laterales (sobre todo, en los primeros) hasta recordó a Luis Alberto la jugada a realizar, unas veces con el puño cerrado, otras con los cinco dedos... En el minuto 28 aplaudió el intento de buscar desde la izquierda el centro a la zona entre los centrales, pero hizo una parábola con su brazo derecho para apuntar que era mejor opción un cambio de orientación.

Más que correcciones, Gracia destaca por sus recordatorios a los jugadores. Fueron constantes sus gestos para cerrar por dentro (por ejemplo, que Horta ocupara el hueco dejado por Sergi Darder al bascular este a la banda para tapar a Balenziaga) e incluso en el minuto 66, en lo que se antojaba una fulminante salida del Athletic, hizo un gesto claro a Camacho para que la frenara en seco con falta. Al medio centro aragonés le costó la tarjeta amarilla.

Protestas

Gracia tampoco se cortó un pelo en sus protestas al cuarto árbitro e incluso con motivo del manotazo que recibió Horta (y que hizo sangrar al portugués) provocó que Mateu Lahoz se acercara para recriminarle sus gestos. Pero, si la pasada temporada en una acción de este tipo Schuster habría sido expulsado, es evidente que el buen concepto que tienen los colegiados de Primera División del navarro hizo que con un simple intercambio de miradas no pasara a mayores.

El técnico malaguista, que se volvió de espaldas cuando Luis Alberto iba a ejecutar el penalti a los 35 minutos, vivió con muchísimo nerviosismo los últimos minutos (como todos los presentes en La Rosaleda) y se lanzó como un poseso hacia el cuarto árbitro cuando el asistente de Tribuna, Pau Cebrián, levantó el banderín para señalar el fuera de juego en la acción del espectacular remate de Iraizoz que suponía a priori el empate a uno. De principio a fin, Javi Gracia no dio respiro a sus jugadores y estuvo permanentemente de pie.