Malaga CF

la lupa

Superioridad total

Superioridad total

Pudo haber logrado el Málaga ayer una goleada de escándalo fuera de casa, la más abultada de su historia en terreno enemigo, pero los discípulos de Gracia, que redondearon un partido excepcional, desaprovecharon multitud de ocasiones claras de marcar, incluso otras que no llegaron a serlo porque los pases previos fueron erróneos. No obstante, poco hay que reprocharles a los jugadores malaguistas, que se mostraron firmes en defensa, poderosos en el centro del campo y vivos en ataque.

La primera parte del Málaga fue espectacular. El equipo entrenado por Gracia salió decidido por la victoria desde el pitido inicial del árbitro. Fue un asedio continuo y de tal calibre que a nadie que estuviera viendo el encuentro le extrañó el fruto que le sacó el conjunto visitante a su gran dominio. El Córdoba apenas atravesó la línea del centro del campo en este primer acto. Y cuando lo hizo no creó peligro. Al contrario que el Málaga, que se adelantó con un exquisito gol de Samu. El pase de Camacho a la ‘remanguillé’ y al hueco, ya de por sí de alta escuela, fue mejorado por el delicado toque del canterano malagueño, titular ayer por primera vez esta temporada. El medio punta acertó a desviar con sutileza el envío del centrocampista maño, que atraviesa por un momento dulce de su carrera deportiva.

No le desmereció en calidad a ese 0-1 (gol 1.200 del Málaga) la jugada llevada a cabo por Juanmi al filo del cuarto de hora. Tomó por asalto el coineño el área rival con una mezcla de calidad y atrevimiento. Entró en los dominios de Juan Carlos con un zigzagueo digno de los grandes ‘cracks’ y quiso rematar la faena con la misma sutileza con la que la empezó. Cruzó el balón ante la salida del batido portero local, pero el esférico no obedeció la orden que le había dado el malaguista. Se fue fuera por poco, cuando se cantaba el 0-1. Juanmi se quedó sin marcar, pero nadie le podrá arrebatar el protagonismo que tuvo en el partido, ya que el 0-2 llegó tras un penalti del que fue objeto el malagueño. Un pase de Amrabat al hueco lo vio a la perfección Juanmi, que fue derribado claramente por el portero. El holandés transformó en gol la pena máxima, lance que no pudo evitar Juan Carlos, al que extrañamente no expulsó el árbitro, cuando era el último defensor y se trataba de una ocasión manifiesta de gol.

El hecho de saberse tan superior (el Córdoba no disparó a puerta hasta el minuto 70) le perjudicó quizás al Málaga a la hora de convertir en gol las oportunidades que no deberían desaprovecharse, porque en el fútbol nunca se sabe lo que puede pasar. La vanguardia malaguista repitió los ataques en oleadas de la primera mitad, quizás con más superioridad todavía en la segunda parte al estar volcado el Córdoba en busca de un gol. Tuvo dos claras ocasiones Amrabat, pero la falta de acierto evitó que se convirtieran en gol. Las oportunidades se sucedían, incluso en acciones con clara superioridad de jugadores malaguistas, pero un último pase equivocado o un toque de más se aliaron contra un Málaga muy superior al rival.

Perdonó el equipo de Gracia y a punto estuvo de que eso le costara muy caro. La suerte estuvo de su lado en una rocambolesca sucesión de pifias de los jugadores locales, aderezado con el tiro al aire de Xisco, cuando, situado en las inmediaciones del área pequeña, lo más fácil habría sido marcar. El conjunto cordobés marcó a pesar de su mal partido, pero lo hizo en el último segundo. Por eso hay que sentenciar cuando se tiene ocasión.