Malaga CF

Prueba de máxima exigencia defensiva

El ariete colombiano Bacca, durante el partido del pasado domingo en Almería.
El ariete colombiano Bacca, durante el partido del pasado domingo en Almería. / Afp
  • El Málaga ha trabajado concienzudamente en cuatro sesiones para contrarrestar los argumentos del Sevilla en ataque

  • Desde el miércoles ha preparado cómo combatir la salida del balón del rival, sus transiciones, sus segundas jugadas y su eficacia en la estrategia

Vino a decir ayer Javi Gracia que del Sevilla le gusta casi todo. Desde luego, a los jugadores del Málaga no les habrá pillado de sorpresa tal afirmación en la víspera del derbi en el Sánchez Pizjuán, porque si bien el entrenador navarro y su equipo técnico brillan por la preparación de cada encuentro, por cuidar hasta el más mínimo detalle, en este caso ese trabajo concienzudo para contrarrestar los argumentos del adversario no ha podido ser más intenso, con cuatro sesiones de entrenamiento (desde el miércoles hasta ayer).

Para Gracia (como para la mayoría de los entrenadores de Primera), el Sevilla es el máximo candidato a ocupar la cuarta plaza para la Champions, tal vez un escalón por encima del Valencia. De hecho, pese a contar con un partido menos (el aplazado con el Real Madrid por la disputa de este del Mundial de clubes), ocupa esa posición en la tabla a la espera de la celebración de esta última jornada de la primera vuelta. Virtudes no le faltan, y tampoco una inversión adecuada los dos últimos años para ser un firme aspirante a casi todo.

El partido va a ser, ante todo, una prueba de máxima exigencia defensiva para el Málaga. Yes que más allá del dato revelador de que el Sevilla acumula 53 goles en 28 partidos oficiales (es decir, una media cercana a dos), lo que más destaca del conjunto hispalense es su amalgama de recursos en el juego para llevar el balón hasta la portería contraria. Por eso, no es una reválida solo para la cobertura, sino para el equipo en general. El comportamiento colectivo debe ser notable, casi sobresaliente, para salir indemne de la cita en el Pizjuán.

El ritmo más conveniente

Cada semana el Málaga trabaja con profusión en la preparación de cada encuentro, pero esta semana ese trabajo concienzudo comenzó el miércoles. No había tiempo que perder. Después de dos años bajo la dirección de Unai Emery (cumplidos recientemente), el Sevilla comienza a ser un equipo que en ocasiones juega de memoria y, sobre todo, que sabe en cada momento cuál es el ritmo que le conviene y cómo debe hincarle el diente al contrario. Por eso, es un conjunto con capacidad para sacar el balón jugado desde atrás, para servirse para ello de los laterales, e incluso para golpear en largo con la intención de ganar metros (y tiempo) y buscar el robo en campo contrario.

En realidad, hasta cierto punto dan igual los nombres de los futbolistas sevillistas. En todas las posiciones Emery (tan cuestionado por prensa y afición durante estos dos años) dispone de alternativas para buscar un estilo u otro de juego. De ahí ese intenso trabajo del Málaga durante los cuatro últimos días. Es un rival con demasiadas variantes que obliga a cuidar hasta el más mínimo detalle, a estar preparado para cualquier cambio de guion, a mentalizarse para la mejor adaptación a lo que el partido exija. Se busca combatir todo, desde la salida del balón hasta las segundas jugadas, pasando por las transiciones más o menos rápidas.

Ya todo ello es obligado añadir la capacidad del Sevilla en la estrategia ofensiva, porque ya no es cuestión solo de taponar los remates, sino de evitar prolongaciones en los córners o las faltas laterales. Precisamente la escasa concentración de los jugadores del Málaga en este tipo de acciones se pagó con creces en la recta final de la cita copera con el Levante. Así llegaron dos de los tres goles, así como el anulado por mano de Barral...

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