Malaga CF

Una cuesta demasiado empinada

Samu Castillejo trata de marcharse con la pelota entre Mikel Rico y Balenziaga en el partido del miércoles.
Samu Castillejo trata de marcharse con la pelota entre Mikel Rico y Balenziaga en el partido del miércoles. / Salvador Salas
  • Los cinco compromisos en lo que va de enero comienzan a desgastar al Málaga en ataque

  • «Llevamos mucha ‘tralla’», reconocen en el vestuario sobre la carga de partidos, que pasa más factura por las lesiones y la temprana reaparición de Amrabat y Juanmi

El desgaste comienza a ser evidente en el Málaga. Enero es un mes demasiado exigente cuando se requiere compaginar Liga y Copa del Rey, y el conjunto blanquiazul ha dejado de mostrar esa frescura que lo había caracterizado hasta el final de 2014. «Llevamos demasiado ‘tralla’», recalcan en el vestuario después de los cinco partidos disputados en solo dieciocho días. La cuesta se hace demasiado empinada a la espera de la doble cita en San Mamés.

A la hora de la verdad se ha demostrado que la plantilla del Málaga no era tan amplia pese a la casi treintena de efectivos. No se trata de una apreciación subjetiva. Con los números en la mano, a tenor del reparto de minutos, el grupo de jugadores es más bien reducido. Flávio y Tissone han permanecido inéditos desde que arrancó el campeonato (hasta que el argentino se estrenó anteanoche), y Casado, Pablo Pérez, Portillo y Rescaldani apenas han contado para las convocatorias (es más, el segundo de ellos ni llegó a estrenarse). La buena marcha del equipo a raíz del brusco giro de Javi Gracia tras la decepción en Getafe ha dejado en segundo plano a determinados efectivos (sobre todo dos, Horta y Luis Alberto, incorporados en verano) y las lesiones han golpeado probablemente en el momento que se antojaba decisivo.

En el cuerpo técnico se insistía en que, pese a que el objetivo es por encima de todo la permanencia, enero iba a ser crucial para conocer si el Málaga podía subir ese peldaño que permite aspirar a algo más. Bien es cierto que, siendo realistas, hasta ahora el balance del mes solo incluye un borrón, la derrota en casa ante el Almería. No superar al Villarreal y al Sevilla, conjuntos que hicieron una fuerte inversión en verano, es hasta cierto punto lógico. Pero no cabe duda de que el conjunto blanquiazul ha perdido chispa y frescura, y eso se hace más evidente en los movimientos de ataque, en los desmarques de apoyo, en el dinamismo en las acciones. Solo se produjeron excepciones en el doble compromiso copero frente al Levante, pero este equipo está más pendiente de la Liga y determinados elementos granotas no están a día de hoy para competir al máximo nivel.

Falta de contención

Al Málaga se le han agolpado los problemas atrás con las lesiones de sus dos centrales titulares (Sergio Sánchez y Weligton) y su cinturón de seguridad en la medular (Camacho), pero los males no parecen estar precisamente en la faceta defensiva. Solo fueron evidentes en Sevilla, más por la falta de contención por delante de la cobertura que por la actuación de los centrales en sí, porque en la vuelta de octavos de final de Copa frente al Levante los goles llegaron especialmente por falta de concentración (su rival marcó tres, uno de ellos anulado, en jugadas a balón parado).

Las bajas pesan, eso es evidente, pero los males parecen estar más en el capítulo ofensivo. El Málaga apenas generó peligro en casa frente al Almería, tuvo contadas opciones de remate una semana después contra el Villarreal (también en La Rosaleda), y tanto el domingo en el Sánchez Pizjuán como el miércoles en la ida copera frente al Athletic inquietó muy poco al guardameta rival. Esa capacidad en ataque, se diría incluso que voracidad en algunas fases de la primera vuelta, ha desaparecido casi por completo. Y eso es lo que más preocupa a Gracia y a su equipo de trabajo.

«Los jugadores jóvenes tienen forzosamente que pasar por un proceso en el que se produzcan altibajos», suele decir el técnico navarro a sus más cercanos. Ese puede ser el caso de Samu Castillejo, al que, sin descuidar su labor en la contención –el motivo por el que ha sido indiscutible en el once–, ahora le cuesta lo indecible desbordar al contrario o aparecer en zonas en las que hace daño. Desde luego, los males ofensivos del Málaga no pasan (ni deben pasar) por un recién llegado. Las lesiones han pasado factura a Amrabat y Juanmi, y quizá también su reaparición antes de lo previsto. El internacional marroquí se empecinó en regresar antes de que acabara el año y es probable que ahora lo esté pagando, porque esa arrancada demoledora que posee se ha desvanecido. Como ocurrió cuando se incorporó en septiembre, vive más pendiente de derribar al contrario y de forcejear que de desbordar. En el caso de Juanmi, no ha perdido un ápice de su entrega, su tenacidad y su constancia, pero es muy evidente que juega ‘encogido’. Trata de eludir el cuerpo a cuerpo, el choque, para evitar males mayores tras la fractura en el antebrazo.

Horta y Luis Alberto

Tampoco Samu atraviesa por su mejor momento y, aunque sus apariciones en la zona de remate sí se mantienen, comete demasiadas imprecisiones. Probablemente sea el jugador que más esta acusando la carga de minutos y eso se traduce en errores en pases fáciles y en una menor claridad de ideas en situaciones de uno contra uno. Claro que al malagueño (como a Samu Castillejo) le beneficia que Horta no termina de cuajar, con cierta falta de decisión en ataque y escasa constancia en el trabajo defensivo. Más o menos igual sucede con la titularidad de Duda. La baja por lesión de Juanmi lo encumbró a la función de segundo punta (como ya sucedió con Schuster en la segunda vuelta de la pasada temporada) y tampoco Luis Alberto ha terminado de redondear una gran actuación en la Copa. En el vestuario la duda se centra en si su suplencia el miércoles ante el Athletic obedeció a reservarlo para San Mamés ante la baja forma de Duda o si realmente es el tercero en discordia en su puesto tras Duda y Juanmi.

El desgaste comienza a pasarle factura al Málaga. La cuesta de enero se hace cada vez más pronunciada y la carga de partidos y minutos implica un desgaste que se deja notar en ataque, sin esa chispa que permitió sumar muchos puntos en la primera vuelta. Es de esperar que la entrada en acción de Javi Guerra sea esa bocanada de aire fresco tan necesaria ante el aparente bloqueo.