Malaga CF
Weligton protege el balón ante Ibai en el partido de Copa del jueves en San Mamés.
Weligton protege el balón ante Ibai en el partido de Copa del jueves en San Mamés. / AFP

Weligton se gana la renovación

  • El Málaga cuenta con él para la próxima campaña aunque el central no alcance la cifra de partidos fijados

Si en los últimos años hubiera que hacer una clasificación de jugadores que han disputado un partido infiltrado o renqueante, Weligton sería líder con una enorme diferencia. En un mundo, el del fútbol, en el que solo salen a la luz la mitad de la mitad de los problemas físicos de los futbolistas, ya a nadie sorprende en el vestuario del Málaga que el central brasileño salte al campo con algún achaque. Al contrario que otros compañeros, él nunca se ha borrado. Por eso, cuando en su último contrato se incluyó una cláusula que lo obligaba a disputar 25 partidos para renovar –y con un mínimo de 45 minutos–, él mostró tantísima tranquilidad. En apenas media temporada ya lleva dieciocho. Pero, llegue o no a la cifra estipulada, el club cuenta con él para la próxima temporada.

El pasado domingo, nada más concluir el encuentro liguero en San Mamés, los masajistas (en este caso, Kiko Lacomba y Luis Barbado) tuvieron que emplearse a fondo en la camilla con Weligton y Camacho. Ambos acabaron ‘reventados’, consecuencia sin duda de la inactividad y de su temprana reaparición, con pocos entrenamientos. Por eso es lógico que con frecuencia Javi Gracia los ponga, como a Duda, como ejemplo de compromiso y liderazgo.

El enorme esfuerzo de Weligton para estar disponible en el triple compromiso con el Athletic pudo pasarle factura, porque en todos ellos acabó extenuado, sin fuerzas. Sin ir más lejos, en el correspondiente a la Liga las piernas no le respondían los últimos diez minutos, según confesó a algunos compañeros. Tuvo que apurar al máximo. No cabe duda de que acusó la falta de entrenamientos, porque después del choque de ida en la Copa necesitó descanso al día siguiente para recuperarse.

El riesgo asumido por Weligton se produjo precisamente en un momento clave para él, porque teóricamente se está jugando la renovación automática por otra temporada. Indiscutible para Gracia, el objetivo estaba a tiro cuando sufrió la lesión muscular. Ya acumulaba quince encuentros, diez menos de los pactados en el contrato. Su noveno año como malaguista estaba en el horizonte. Atrás queda aquella frase pronunciada por él en la etapa de Pellegrini: «Siempre me traen centrales para quitarme de enmedio, pero luego no pueden conmigo». Su sinceridad lo llevó a una fuerte discusión con el técnico chileno, que a la postre lo tuvo como uno de sus referentes en la plantilla y en el campo.

Tras su participación en el triple duelo contra el Athletic en solo ocho días Weligton puede certificar la renovación con antelación. Bien es cierto que para los dirigentes no va a ser necesario que llegue al tope fijado, porque tienen claro que el brasileño se ha ganado a pulso su continuidad. En el fútbol las cláusulas no están para cumplirlas, aunque sí en estos casos, pero la poca o mucha relevancia del futbolista suele ser valorada por los responsables de un club. En este caso en particular, como se dice en La Rosaleda, «no hablamos de un jugador cualquiera, porque nadie entiende una alineación del Málaga sin que esté ‘Weli’».

Si nada se tuerce, Weligton se ganará en el terreno de juego su continuidad en el Málaga, equipo por el que arriesgó (estaba en Segunda cuando él jugaba en la Primera División suiza y tenía otras ofertas) y del que nunca ha querido marcharse. El próximo mes de agosto cumplirá 36 años y lo hará con la ilusión y la mentalización de siempre. Eso sí, con la permanente duda de si al fin cuenta con la nacionalidad española. Claro que, pase lo que pase, su futuro será blanquiazul. Al menos otra temporada.