Malaga CF

El enigma de Filipenko

Filipenko, durante un entrenamiento.
Filipenko, durante un entrenamiento. / Álvaro Cabrera
  • Inédito en la Liga, nadie se atreve a hacer un juicio de valor sobre el internacional bielorruso, que la campaña próxima debe de tener más protagonismo

Los aficionados del Málaga tendrán la oportunidad de verlo ‘de verdad’ dentro de tres domingos, el 14 de junio. Ese día, si todo transcurre con normalidad, Filipenko será titular con la selección bielorrusa en el partido frente a España dentro de la fase de clasificación para la Eurocopa de Francia de 2016. Cuatro meses y medio después de su llegada, las cualidades y el rendimiento del central son una auténtica incógnita. Su única actuación fue meramente anecdótica, a un nivel de preparación que no llegaba ni al 50 por ciento.

Si hubiera que utilizar una expresión malagueña para referirse a Filipenko, esa sería, sin duda, «un melón por calar». Nadie, ni siquiera sus compañeros, se atreve a hacer un juicio de valor sobre él, más allá de la profesionalidad mostrada durante todo este periodo en el que el jugador llegado del BATE Borisov ha estado en el ostracismo. Porque en ese aspecto ha dado toda una lección que le ha hecho ganarse el respeto y el aprecio en el vestuario: no ha tenido una mala palabra ni un mal gesto pese a su situación cuando estaba acostumbrado a competir en torneos europeos.

De antemano conviene recordar que ‘Fílip’ -como lo conocen cariñosamente en el vestuario- llegó por la acumulación de lesiones en la defensa. Causaron baja al mismo tiempo Sergio Sánchez y Weligton, que se unieron a Flávio, inédito toda la temporada por sus problemas de espalda. Javi Gracia se vio únicamente con Angeleri y Torres, y el director deportivo, Mario Armando Husillos, no tardó en acelerar las gestiones con el internacional bielorruso, que años antes había sido uno de los mejores jugadores del Europeo sub-21.

Víctima del 'parón' liguero

Pero Filipenko llegó bajo de forma debido al ‘parón’ en su Liga y, cuando volvió a tener el ritmo necesario, ya se habían recuperado los centrales habitualmente titulares. De este modo, su única actuación fue en el campo del Levante (26 minutos) en la vuelta de la ronda copera de octavos de final. Salió con un 0-2 favorable y la eliminatoria decidida (un global de 4-0), y Barral lo desmadejó con un quiebro en el área en uno de los goles del gaditano. El descalabro en la recta final no fue achacable a él, porque el rival marcó cuatro goles (uno de ellos anulado) y tres se produjeron por una falta de atención colectiva en acciones a balón parado.

Este periodo de casi medio año no ha sido fácil para Filipenko. El idioma ha sido una barrera complicada, pero se ha afanado en comunicarse con sus compañeros y con el cuerpo técnico. Desde el primer día mostró una gran implicación y tuvo que refugiarse en aquellos que se expresaban en inglés, especialmente en Amrabat. Poco a poco su comprensión ha mejorado y, aunque le queda un largo camino por recorrer, ha quedado claro que por su parte no va a quedar. Muchos creen que entiende más de lo que parece, como lo prueban sus sonrisas y algunos gestos de complicidad. El problema para él es expresarse.

Compañerismo

Futbolísticamente tampoco existen muchas referencias. Filipenko no ha dispuesto de oportunidades en la Liga, así que su rendimiento se reduce a los entrenamientos y a algún amistoso como el disputado en Marbella frente al CSKA de Moscú que tampoco permitió una valoración definitiva. Como ha quedado patente en algunos casos de la plantilla esta temporada, una cosa es el nivel en el día a día, y otra, competir los fines de semana. Solo con continuidad, con varios partidos seguidos, se sabrá si es válido o no para no desentonar en la Liga española. De momento lo que sí ha demostrado es profesionalidad y compañerismo, y lo que también siempre ha exhibido ha sido personalidad, en el BATE y en su selección.

La marcha de Sergio Sánchez y la decisión del club de no incorporar en principio a otro central más elevan las opciones de Filipenko para la próxima temporada. Bien es cierto que, además de Weligton (intocable para el técnico si no median problemas físicos), el bielorruso tendrá enfrente a un hueso duro de roer, Angeleri, otro profesional que, sin ser brillante, siempre antepone la eficacia y el colectivo. De momento Flávio es, como el propio Filipneko, una incógnita, aunque en el caso del portugués por sus problemas lumbares.

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