Hasta hace dos semanas el ‘último de la fila’ era Espinho. Ahora ese papel le corresponde a Juanpi, un futbolista que vive un extraño caso y que no sabe a qué carta quedarse. Mientras los elogios del entrenador a sus virtudes persisten, el venezolano apenas dispone de minutos y se ha visto superado primero por Pablo y ahora por el interior portugués que llegó procedente del Ludogorets.
El pasado domingo, sobre el césped de El Molinón, Juanpi fue uno de los últimos en marcharse al vestuario después de pisar el césped junto a sus compañeros. Para entonces, el joven medio punta venezolano ya conocía que volvía a ser suplente y, aunque al menos no había sido el descartado de los expedicionarios (fue Horta), sí era visible su enorme decepción. Durante cerca de diez minutos conversó de forma distendida con Ibán Andrés, miembro del cuerpo técnico y una de las personas de máxima confianza de Gracia.
Hace tiempo que a Juanpi se le espera, pero también hace tiempo que Juanpi espera. «En cuanto le den continuidad, demostrará lo que vale, que es mucho», reitera su buen amigo Samu Castillejo. La pasada temporada el venezolano no terminó de cuajar y dejó destellos, pero el balance resulta poco fiable dado que fueron actuaciones en partidos sueltos. El navarro tampoco le dio más confianza en la recta final de la temporada, cuando el desplome del equipo era evidente. La permanente suplencia dejó a Juanpi sin plaza en la Copa América.
Para esta temporada se esperaba mucho más de Juanpi, entre otras razones porque iba a ser una clara apuesta de Gracia (que además no disimulaba esta convicción), pero el papel del joven venezolano ha variado, aunque para peor. Ya no es solo cuestión de minutos. Varios compañeros lo han superado en las preferencias del entrenador.
Desconcertado
Juanpi se encuentra desconcertado, porque cree que trabaja bien durante la semana y que, a tenor del rendimiento del equipo, podría haber tenido opciones de contar con cierta continuidad. Al final parece que la polivalencia lo perjudica, porque unas semanas se ejercita como centrocampista; otras, para actuar en la banda, y alguna, en la que es la posición en la que se siente más cómodo, en la media punta. Solo fue titular en un encuentro, en casa frente al Villarreal, y no terminó de sentirse a gusto como volante derecho. Sin embargo, posteriormente fue utilizado en la recta final en dos encuentros con ciertas complicaciones y estuvo a buen nivel. En ambos casos, en un Málaga con inferioridad numérica por las expulsiones de Amrabat (en el Bernabéu) y Tissone (en La Rosaleda contra la Real Sociedad).
El problema para Juanpi es evidente: ha perdido comba respecto a varios compañeros. Gracia mantiene una apuesta casi firme por un sistema con dos puntas y el único hueco posible se encuentra en la banda derecha de la medular. En el corazón del equipo el navarro mantiene a Recio junto a Tissone o Camacho, así que para jugar en una posición más retrasada las posibilidades también son muy reducidas.
Ya todo ello se suma la aparición de Pablo, un futbolista al que Gracia le ha dado vuelo. Ya en el Bernabéu el técnico se decantó por el castellonense como titular en la banda derecha, y no por el venezolano, y esa situación se repitió el pasado domingo en El Molinón. Pero todo fue, si cabe, más extraño porque la semana pasada Juanpi se ejercitó para jugar como medio centro, pero cuando se produjo la lesión de Camacho (él salió a calentar junto a Duda y Espinho) el elegido para sustituir al aragonés fue Espinho y, además, Pablo pasó a formar pareja con Recio. A la postre el joven internacional de la ‘vinotinto’ acumuló su quinto partido inédito (uno de ellos por lesión).
Al menos, a Juanpi le queda el consuelo de que la próxima semana se marchará concentrado con su selección para los encuentros de clasificación para el Mundial 2018 en Bolivia (el jueves 12) y en casa frente a Ecuador (el martes 17). Antes trabajará esta semana para hacerse un hueco en el once, aunque de momento parte por detrás de Duda, Pablo y hasta Espinho.