Malaga CF

El Málaga se rehace con ambición y orgullo (2-2)

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/ EFE

  • Los cambios de Juande relanzaron al equipo, que igualó un 2-0 y hasta buscó la remontada

El partido parecía perdido. Pero no para Juande. El técnico malaguista optó por un cambio táctico Claramente ofensivo y relanzó esta noche al equipo, que de perder por 2-0 pasó a igualar merecidamente en la recta final e incluso buscó la remontada entre los murmullos de los seguidores del Espanyol. Solo así, con muchos efectivos ofensivos, pudo corregir la falta de remate en la primera parte, cuando los centros pasaron de largo por el área local. Charles entró fresco en la segunda parte y fue un incordio para los centrales.

Juande repitió equipo. Probablemente las dudas defensivas del Espanyol tras el desastre en el Pizjuán (derrota por 6-4) llevaron al técnico blanquiazul a buscar la movilidad del cuarteto de ataque que ya disfrutó de la titularidad frente a Osasuna. Como en su primera etapa en el Málaga, el manchego suspira por un delantero centro, previsto en la planificación, que no ha llegado porque no ha habido traspasos. A Charles no lo termina de ver físicamente para ser ese 'nueve' y En-Nesyri, se diga lo que se diga, es todavía un meritorio con escaso bagaje incluso en Tercera.

Por eso, la primera parte fue un constante quiero y no puedo. A los ocho minutos, centro de Jony. Agua. A los 11, otro de Keko. Agua. Después, un contragolpe en el que la defensa local solo tuvo que mantener la línea ante la falta de ese ariete que obligara a vigilar un desmarque. Los 'pequeños' se movieron bien, pero Keko y Jony son extremos y Juanpi no tiene cuerpo y arrancada para encarar, desbordar e irse hacia la meta rival.

El Espanyol solo tuvo que tratar de tapar los centros y los movimientos de Juanpi y Sandro entre líneas. Quique Flores prefirió sacrificar a Víctor Sánchez, un jugador inteligentísimo, y lo situó en el lateral izquierdo para sufrir poco con Keko mientras que por delante de la cobertura situó a la 'perla' Roca (del que nos había hablado maravillas Manel Casanova dos horas antes) y al curtido Javi Fuego. En ataque el plan era encomendarse a los extremos y a algún desmarque de Gerard Moreno o Baptistao. No fue necesario, porque al filo de la media hora se vivió un calco del gol encajado ante Osasuna: tres jugadores que no cortan el avance rival (esta vez Ricca, Recio y Kone) y de nuevo Llorente expuesto como último hombre.

De ahí al descanso el Málaga trató de remar río arriba. Rosales al fin apareció, pero cuando se dispuso a centrar comprobó que no había referencias al remate en el área. El primer cambio de Juande en la reanudación fue de pieza (Torres por Ricca, amonestado muy pronto, en el minuto 9), pero también implicó que los centrales permutaran sus posiciones. Si el desconcertante Kone debía hacer la cobertura al madrileño... Nada que ver con el segundo relevo. Apenas se llevaban once minutos cuando el manchego reestructuró el equipo para buscar más juego ofensivo. Introdujo a Charles, prescindió de Recio y retrasó a Juanpi para que se pusiera al mando de las operaciones.

Hubo poco margen para comprobar la eficacia de esta variante ofensiva, porque a los cinco minutos Gerard Moreno remató de cabeza a placer en una falta lateral botada por Piatti. Quique aprovechó para meter más tralla con Caicedo y pareció que con el 2-0 el Málaga iba a hincar la rodilla. Pero Llorente redujo distancias en otra falta lateral, bien ejecutada por Rosales, en la que el central malaguista entró con valentía mientras el portero Roberto falló en la salida.

Quedaba por delante un cuarto de partido. Mucha tela que cortar. El Espanyol intentó convertir el partido en un correcalles, pero el Málaga supo evitarlo. El cuadro local prefirió atrincherarse mientras Juande gastó la última bala: En-Nesyri. Escoró a Sandro a la derecha y metió al joven marroquí arriba junto a Charles para tratar de aprovechar algún centro (ahí Roberto se recompuso del grave error en el gol de Llorente) o las llegadas en vendaval.

La ambición de Juande -un mensaje que sin duda caló en sus jugadores- encontró recompensa en el último suspiro con el empate, obra de Charles en una buena definición. El Málaga aún quiso más y apretó para buscar la victoria mientras el miedo se apoderaba del Espanyol y de su afición. Una lástima que el partido no hubiera durado cinco minutos más..

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