Las mejores sensaciones del pasado lunes ante Las Palmas quedaron en el olvido en Ipurua. El Málaga y su entrenador, Marcelo Romero, dieron un preocupante paso atrás y sufrieron en sus carnes la firmeza y la pegada de un Eibar que no parece tener límites. Demasiado defensivo y casi sin opciones, se descompuso al comienzo de la segunda parte después de que el técnico no atinara con la alineación y mostrara una alarmante falta de reacción.
Porque entre las bajas obligadas de los dos medios centro y la cercanía del derbi con el Betis la alineación del Málaga varió en exceso respecto a la cita con Las Palmas. Hasta cinco cambios introdujo Romero, que optó por reservar a Demichelis, Chory Castro y Charles. Tal vez lo más reseñable fue la presencia de Duda en el centro del campo junto a Llorente en una decisión extraña, salvo por la explicación de que el técnico quiso mantener a Pablo como segundo punta con el claro objetivo de mantener la presión alta. A la postre el portugués acumuló errores en la entrega, fruto de la falta de frescura -aunque buena intención no le faltó-, lo que imposibilitó hacer más daño por los costados con Keko y Jony.
El partido se ajustó al guión previsto, con una alta exigencia física y el metro cuadrado a precio desorbitado. Se jugó en tan reducido espacio que las pérdidas y las imprecisiones fueron continuas. Las triangulaciones brillaron por su ausencia, lo que a la postre desembocó en un abuso del juego en largo. Por eso las opciones en la primera parte sólo podían llegar en un desajuste defensivo, como así sucedió en las escasas oportunidades.
El Málaga hizo un buen trabajo defensivo en la primera parte y la buena noticia fue el positivo estreno de Llorente como medio centro. Estuvo bien de 'escoba', a veces eso sí con demasiado trabajo porque evidentemente la presencia de Duda restaba a la hora de contener. De ahí que los centrales tuvieran más trabajo. Torres, que suplió al renqueante Demichelis, tuvo una interesante pugna con Sergi Enrich mientras que Luis Hernández tuvo que estar muy atento junto a Llorente a los intentos de prolongación de Adrián. Por fuera los laterales estuvieron firmes, salvo en un túnel del lateral Capa a Juan Carlos que luego no tuvo excesivas consecuencias.
¿Y en ataque? Ahí el equipo blanquiazul tuvo más problemas porque Duda no estuvo fino en la entrega y Pablo se desgastó mucho sin balón. Hubo un par de salidas interesantes para sorprender a los centrales, algo desasistidos. El riesgo asumido por el Eibar al situar adelantados a los centrales permitió que Santos tuviera una clarísima oportunidad a la espalda de Lejeune pero, como en Pamplona, perdonó. Sus limitaciones técnicas no son nuevas... Todo lo contrario le sucede al conjunto armero. Duda anduvo lento en un despeje y el balón le cayó a Pedro León, que intuyó rápidamente el movimiento de Sergi Enrich. El ariete, en posición muy dudosa, se la regaló a Adrián para que marcara a placer.
Romero no reaccionó en el descanso y el Málaga lo pagó muy caro. El Eibar salió a liquidar el partido consciente de que era un equipo inconsistente y cumplió su objetivo en siete minutos. Primero, gracias a un penalti en el que Pedro León había dejado en evidencia las carencias defensivas de Juan Carlos, y a renglón seguido, en un centro del incansable Arbilla -después de que los locales hicieran circular la pelota con facilidad- en el que Sergi Enrich remató como mandan los cánones.
Ya con 3-0, el técnico malaguista trató de recomponer el equipo. El primer cambio fue de pieza por pieza, Ontiveros por Keko, cuando la solución no era esa. Al menos, después sí prescindió de Duda para incluir a Charles para jugar con dos puntas. La reacción blanquiazul fue tímida con la presencia del marbellí, aunque el Eibar también sabía que le tocaba esperar, mantenerse bien colocado y buen algún descuido defensivo.
Realmente el partido ya no tuvo historia desde el minuto 52. Ni siquiera con los dos puntas el Málaga creó algo más de peligro -es incomprensible que Santos esté por delante de Peñaranda- y encima Rosales cometió la ingenuidad de ver dos amarillas que obligaron a pelear más, si cabe, para no sufrir una goleada más humillante. El Eibar y Mendilibar tampoco quisieron hacer más sangre, básicamente porque el martes se disputará el derbi con la Real. El técnico local prescindió de Sergi Enrich y situó como falso ariete a Adrián. Sólo Inui tuvo una opción en un disparo desde muy lejos en el que Kameni se tiró tarde. Del otro portero, Yoel, hubo pocas noticias. En el minuto 90 salió con rapidez para neutralizar un mano a mano, cómo no, con Santos...
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