El Málaga sufrió ante el Eibar una derrota extraña por la forma en que se produjo. Sin que el choque hubiera registrado apenas llegadas de peligro a las áreas o remates, se encontró en un santiamén con un 3-0 (del 0-0 del minuto 43 al tanteo final ya en el 52), con el añadido de que dos de los tantos estuvieron al borde del reglamento o incluso fuera de él.
Una vez más en esta temporada el Málaga se quedó con la sensación de que las decisiones arbitrales le causaron mucho más perjuicio que ventaja, aunque en puridad seguramente el signo del partido, la victoria del Eibar, no se pueda discutir. El cuadro que entrena Marcelo Romero fue víctima de su propia estrategia, que el cuarteto de la línea defensiva tirara el fuera de juego con suma precisión. La primera premisa era una intensidad máxima en la presión en todo el campo, para evitar que el rival atacar con comodidad y filtrara envíos; la segunda, tapar bien los centros desde los costados, y la tercera, que no se produjeran desajustes en la colocación de los zagueros para invalidar muchos ataques gracias al ‘offside’.
Pero sin que el Málaga estuviera desajustado en esta faceta, se vio sorprendido en el 1-0 y el 3-0. Fueron acciones de moviola o más bien del líbero, el artilugio tecnológico actual que permite dibujar una línea sobre el campo para comprobar la situación real de los futbolistas implicados en la jugada. Visto así el primer tanto se pudo invalidar por cuestión de centímetros. El cuerpo de Sergi Enrich parece más adelantado que el de Luis Hernández, que da un paso adelante al tiempo que se envía el pase en profundidad. Ni Estrada Fernández ni su asistente pararon la jugada, y el punta asistió a Adrián con un pase atrás que le dejó a placer para marcar.Se da la curiosidad de que esa acción fue el primer remate del Eibar (contando incluso los no enviados entre los tres palos) en el choque.
En el 3-0 también hay dudas sobre la posición del ‘nueve’ local, que se aprovecha de un centro de Arbilla desde la izquierda para marcar en el área con un remate de primeras. Su situación vuelve a ser muy dudosa, cuestión de centímetros, y ante la duda el árbitro permitió la jugada.
Pareja de centrales rota
El Málaga había pasado en las últimas jornadas a basar buena parte de su eficacia defensiva en la seriedad al tirar el fuera de juego, con la referencia de la frontal del área en muchas acciones, sobre todo a balón parado. A diferencia de la etapa de Juande Ramos, que pretendía tirar la línea de la zaga más adelante, se estaba actuando con orden, en especial con la pareja Luis Hernández-Demichelis, rota ayer por unas pequeñas molestias del argentino.
Casi todas las jugadas dudosas anoche perjudicaron al Málaga. También la expulsión de Rosales, por dos amarillas en un intervalo de sólo nueve minutos en el segundo tiempo. Bien es cierto que el lateral arriesgó en exceso disputando por bajo y detrás de su rival el balón, pero se vio claramente que golpeó el mismo y que esa fue su intención. Estrada Fernández, protagonista de numerosos arbitrajes recordados poco favorables para el Málaga en los últimos tiempos (el último, un duelo en el Pizjuán la pasada campaña) fue riguroso en esta ocasión, aunque el duelo parecía ya visto para sentencia con el 3-0.
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