Malaga CF

Un derbi como bálsamo para el Málaga

Eibar por unas molestias, charla ayer con Peñaranda.
Eibar por unas molestias, charla ayer con Peñaranda. / Ñito Salas
  • El equipo de Romero encara el duelo con el Betis con datos preocupantes: cinco puntos en ocho partidos, seis goles marcados y 14 encajados

  • Las sensaciones defensivas son mejores, pero el equipo sólo tuvo más posesión que sus rivales en dos encuentros con el uruguayo y llega al remate con pocos efectivos

Mañana toca derbi. Casi sin margen para lamentarse de la pobre imagen ofrecida en Eibar, la cita en La Rosaleda con el Betis (21.30 horas) se presenta como un bálsamo. De lo contrario, las sensaciones sobre la ligera mejoría del equipo –que nunca han sido certezas– se tornarán serias dudas. La realidad es que los números no engañan: cinco puntos en los ocho partidos con Marcelo Romero, cinco derrotas por una victoria, sólo seis goles marcados y 14 encajados.

Este Málaga no termina de arrancar y, aunque no dé esa impresión, mañana se cumplirá un cuarto de Liga con Romero en el banquillo. Y de momento los números son demoledores en su contra. En un lado de la balanza se podría colocar la dificultad del calendario al principio (cuatro de los cinco rivales de la segunda vuelta son a priori de un nivel parejo), pero en el otro, y no es una cuestión menor, el técnico ha contado con dos centrales nuevos cuyo rendimiento ha sido infinitamente superior respecto a los que ya figuraban en la plantilla y además ha comenzado a recuperar lesionados.

Análisis frío

El frío análisis de los encuentros deja como conclusión que el Málaga ha mejorado poco en cuanto a juego. Al equipo, como antes sucedía con Juande Ramos, le cuesta llevar el peso del partido con cierta regularidad. Tiene quince o veinte minutos de cierto nivel, pero poco más. Ante Las Palmas en casa fue durante los últimos veinte minutos de la primera parte; contra el Villarreal, los veinte iniciales, o en Pamplona, en torno a media hora también en la primera parte. Frente al Espanyol coleccionó córners, pero a base de pelotazos y balones a la olla, sobre todo tras la entrada de Duda –situado incluso por detrás de los centrales–, y apenas disfrutó de ocasiones claras. Es cierto que varios rivales ganaron también con muy poco, aunque en la élite la calidad acaba por imponerse. Y conjuntos como el Celta, la Real y el Espanyol no necesitaron mucho más...

El problema se centra en que esa supuesta mejoría en el juego choca con el dato elocuente de que el Málaga de Romero sólo superó en la posesión a su rival en dos de los ocho encuentros, en Pamplona (donde la falta de definición arriba impidió sentenciar en la primera parte) y en el referido asedio ante el Espanyol. Y tampoco es que la Real, el Celta o el Real Madrid jugaran a un ritmo muy alto.

Mentalidad defensiva

Romero ha apostado definitivamente por una mentalidad defensiva que se concentra en dos aspectos: la presencia de Pablo como segundo punta, básicamente para contribuir a que la presión resulte eficaz, y la situación de la cobertura unos metros más atrás para que los nuevos centrales y, sobre todo, Camacho se sientan más arropados. Pero a cambio el Málaga llega con muy pocos efectivos a la zona de remate. Si el anterior entrenador exigía contar al menos con tres rematadores en cada acción (lo que valió para marcar más goles pese a la ausencia de un delantero centro de garantías en el área contraria), en situaciones de ataque posicional las dificultades se incrementan. La presencia de un solo punta condiciona al máximo los servicios más o menos potables desde las bandas, porque Pablo, el segundo punta fijo para el entrenador uruguayo, suele estar por detrás del balón.

El encuentro en Eibar fue la clara muestra de este Málaga: más precauciones que ambición, más juego directo que elaborado, más individualidades que colectivo. Asimismo, volvieron las flaquezas defensivas propias de la falta de un líder en la cobertura, como en todo el periodo previo a la llegada de Demichelis por la lesión de Weligton. Con todo, no puede pasar inadvertido un dato: pese a que en la primera parte en Ipurua hubo cierta sensación de igualdad, el equipo blanquiazul sólo tuvo un 28 por ciento de posesión. Es decir, la firmeza en la contención no estuvo acompañada de la más mínima circulación de la pelota.

Visto el panorama, el derbi de mañana puede ser un bálsamo para el Málaga. El factor campo parece crucial cara a asegurar cuanto antes la permanencia en Primera. Porque o cambia la mentalidad o las dificultades para puntuar fuera no se reducirán...

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