«Todos los años nos pasa lo mismo, pero al final conseguimos salvarnos». La frase se produjo hace más o menos un año, cuando en la recta final del campeonato –siempre ha sucedido así las últimas temporadas– el Málaga visitó al Granada. Por enésima vez el conjunto rojiblanco hacía cuentas para salir de la zona de peligro y eludir el descenso. Ysí, como se intuía en el mundillo del fútbol, se consiguió. Pero esta vez parece que ni siquiera un milagro lo evitará.
El Granada tiene hoy, ante el Málaga, su último cartucho para mantener opciones de salvación. Ayer su entrenador, Tony Adams, dijo que hay que afrontar este partido «como si fuera el último». Equivocó totalmente el tiempo verbal. Porque con siete puntos de desventaja respecto al Leganés un nuevo tropiezo hoy implicaría quedarse, como mucho, a la misma distancia. El problema es que en el calendario que le espera al conjunto de Los Cármenes, con cuatro jornadas por delante, se encuentra el Real Madrid, en una feroz pelea por el título con el Barça. De este modo, las cuentas únicamente pasan por derrotar al Málaga y esperar que tropiece no sólo el cuadro ‘pepinero’, sino también el Sporting, tres puntos por encima y con el ‘goal average’ a favot.
El ascenso de Adams ha sido la última decisión insólita de unos nuevos propietarios –chinos para más señas y precisamente, que nadie lo olvide, los que quisieron comprar el Málaga– en una planificación sin el más mínimo sentido. Primero, por la configuración de la plantilla, plagada de meritorios y extranjeros (el Granada ha sido el primer equipo en la historia de la Liga en contar en el campo con once foráneos de nacionalidades distintas); segundo, por la elección del entrenador (Paco Jémez, que defiende un estilo que precisamente lo que más necesita es tiempo), y tercero, por dar las riendas de la dirección deportivo a un novato, Piru (procedente de la cantera del Madrid). Pero detrás de todo ha estado Pere Guardiola, hermano del actual entrenador de Manchester City y representante venido a más.
Después de que Lucas Alcaraz evitara que el equipo se descolgara –gracias también a paradas milagrosas de su ‘bombardeado’ portero, el exmalaguista Ochoa– la última ocurrencia de los propietarios del Granada ha sido colocar como entrenador a Adams, que hasta ahora ejercía como asesor (y vistos los resultados, ya entonces con muy poco éxito).
La realidad es que en Los Cármenes están más pendientes del futuro y, sobre todo, del director deportivo que liderará el proyecto en Segunda División. ‘Ideal’ anunciaba en su edición de ayer que el elegido es Manolo Salvador, ex del Levante, que será presentado mañana. Para entonces, el descenso puede que no sea todavía matemático, pero sí casi un hecho.
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