Malaga CF

Sandro y bastante más

Ontiveros presiona a Escudero para robarle la pelota.
Ontiveros presiona a Escudero para robarle la pelota. / Ñito Salas
  • El Málaga, imparable, muestra una energía y una convicción que conducen al equilibrio y a un sobresaliente trabajo colectivo

El Málaga de Míchel está imparable. Y, como siempre que un futbolista en cuestión brilla por encima del resto (hoy es Sandro y hace seis años era Baptista), queda eclipsado todo lo que hay detrás. Porque este Málaga es Sandro y bastante más. Por eso, independientemente del estado de gracia del punta canario, ha conseguido cinco victorias en sus seis últimos encuentros y por eso sueña con echarle el guante al Celta esta misma semana para colocarse undécimo.

Decía el otro día Míchel a sus más cercanos que las charlas tácticas ahora son muy fáciles, que sólo con ver las caras de sus jugadores se observa la confianza que irradian. Es el fruto, sin duda, de la energía y la convicción de sus pupilos, que van y van, una y otra vez, conscientes de que en estos momentos pueden con cualquiera. Da igual si es con el marcador a favor, como ante el Valencia y el Granada, o en contra, como ayer con el 0-1 marcado por Franco Vázquez. Hace muy poco  se producía una peligrosa caída de brazos –era encajar un gol y verlo todo perdido–; en la actualidad, un golpe de rabia.

El valor de Míchel

Míchel está detrás de ese asombroso cambio de dinámica. Es cierto que Sandro está, como se dice, en vena goleadora, pero por las arterias del equipo, antes obstruidas, fluye ahora todo. Pese a los dos goles encajados, el Málaga volvió a mostrarse como un equipo solidario y que mereció el sobresaliente en el trabajo colectivo. Suele suceder así cuando no está demasiado claro quién ha sido el mejor y son varios los hombres que se acreedores a este reconocimiento.

El Málaga ha aprendido a no desesperarse. Podrá estar mejor o peor en su juego, en la circulación, en la creación, en las llegadas, en las acciones en el área contraria. Pero hoy por hoy es un equipo asentado, en el que las coberturas son continuas y también los desmarques de apoyo.

El crecimiento del Málaga se sustenta en el equilibrio, ese término empleado hasta la saciedad y que siempre es el reto de cuerpo técnico y jugadores. La entrada de Recio en el equipo ha sido crucial para complementar a Camacho y fortalecer defensivamente al grupo. Los centrales tienen ahora una gran confianza y el foco está puesto, lógicamente, en Llorente, que nada tiene que ver con aquel futbolista inseguro, que no medía en sus salidas, muy poco contundente por arriba y por abajo, y hecho un flan de principio a fin. Tampoco se puede obviar ese papel intermedio de Pablo, que ni es centrocampista ni es medio punta, sino ambas cosas. O el esfuerzo de los jugadores de banda, da igual el elegido en cada puesto, por cerrar pasillos.

Al Málaga ahora le sale todo. Pero no es cuestión de suerte, incluso de mayor o menos acierto. Es cuestión de pura confianza, esa que contagiaba Míchel en vísperas del trascendental duelo en Gijón. Yde trabajo, beneficiados todos también por el impecable nivel físico. El Málaga es Sandro y bastante más. Por eso va y va. Porque puede con todos. Yporque únicamente piensa: «Y ahora, que pase el siguiente».

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