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A BOCAJARRO

TACOS EN LA MENTE

Pedro Luis Alonso

Viernes, 26 de mayo 2017, 22:42

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Al fútbol se juega con botas de más o menos tacos, pero cada temporada ando más convencido de la importancia de la cabeza en el deporte. Decía hace unos días Mauricio Pellegrino, el técnico del equipo revelación de Primera, el Alavés, que a la táctica le dedica no más de diez minutos al día, que el resto del tiempo lo consume en pensar cómo convencer a los suyos de que crean sus posibilidades y puedan crecer.

La temporada que ha cerrado el Málaga, con puntos acordes a su nivel salarial (el undécimo) y hasta similares a otros cursos, no puede haber sido más atípica. Sumó ocho puntos en un tramo de diecisiete jornadas, tal y como el Osasuna o el Granada todo el ejercicio, pero fue un equipo digno de jugar en Europa en el resto. Con Míchel, ya al final, llegó a ganar seis partidos en un tramo de siete. Y eran los mismos jugadores. Da idea del peso sobre las espaldas de cargar con sólo un triunfo (y apurado, el 2-1 a Las Palmas) en muchos meses. Cuando parecía que este Málaga no era capaz de ganar a nadie llegó ese gol tempranero en El Molinón ante un rival con las mismas dudas, y la renta se defendió con uñas y dientes. Un buen planteamiento de Míchel ante el Barcelona, una noche en la que todo salió a pedir de boca, hizo el resto.

Sin duda, ha sido Míchel el técnico que mejor ha sabido reprogramar el vestuario. Un hombre de fútbol, con mano dura cuando fue preciso, con experiencia, sentido del humor y un carisma y simpatía naturales. Con él no faltarán nunca titulares en la prensa, pero pagó haber hablado más de la cuenta semanas antes de la batalla final, en la que, como aquella fábula del anciano, el burro y el niño, cualquier decisión que tomase ante el Real Madrid iba a ser criticada.

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