Esto no puede acabar bien
A bocajarro ·
No parece Míchel un entrenador que esté dispuesto a soportar un funcionamiento tan anormal en un club. Y está por ver cuánto tiempo más aguanta Arnau en este papelón.Secciones
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A bocajarro ·
No parece Míchel un entrenador que esté dispuesto a soportar un funcionamiento tan anormal en un club. Y está por ver cuánto tiempo más aguanta Arnau en este papelón.Málaga
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Sábado, 19 de agosto 2017, 00:17
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Ados días del estreno liguero, el Málaga anda con alfileres en la posición de 'pivote', en la que Míchel trata como sea de arropar a Kuzmanovic (un motor diesel que ha estado en el taller mucho tiempo), y sólo parte con el inexperto En-Nesyri y con Borja Bastón, un 'nueve' de área, para el ataque. Faltan piezas y perfiles, pero hace tiempo que la planificación deportiva de la entidad parece un capítulo inédito de 'Luces de bohemia' de Valle-Inclán. Esperpento puro, con el jeque metido a fichador, por no recurrir a otra expresión, el director deportivo relegado, y el entrenador en su papel de morderse la lengua desde el inicio de la Feria para no desestabilizar a la plantilla en los instantes previos al debut.
Uno no intenta ser agorero desde estas líneas, pero la experiencia le indica que esto no puede acabar bien de no producirse una vuelta a la normalidad. No parece Míchel un entrenador que esté dispuesto a soportar un funcionamiento tan anormal en un club, en especial si las cosas no comienzan bien en lo deportivo. Y está por ver cuánto tiempo más aguanta Arnau en este papelón.
Por lo pronto Quignón no es Rolón. No es un 'pivote', aunque tampoco es que el segundo fuera la panacea. El Málaga anda necesitado de especialistas defensivos en el centro del campo, y a ser posible con presencia física, con centímetros. En definitiva, que las plantillas desequilibradas no aseguran nada bueno. El giro brusco al mercado argentino, con desembolsos que parecen desproporcionados, llama la atención sobre todo cuando el verano no ha sido pródigo en gastos.
Desde la distancia que da no sentarse en la grada de La Rosaleda junto a los aficionados, pero desde el cordón umbilical de las redes sociales, espurgando entre insultos y menosprecios tras el escudo del anonimato, hay algunos comentarios interesantes que me ratifican en una tendencia. Al-Thani tiene cada vez menos defensores. El tiempo se le agota al jeque.
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