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Adrián posa para SUR en Garderen. Santiesteban
La triple ilusión de Adrián

La triple ilusión de Adrián

A la espera de que nazca su segundo hijo, «que será malagueño-malagueño», desea repetir sus grandes temporadas en el Eibar y retirarse en el Málaga

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Sábado, 5 de agosto 2017, 00:31

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Cuando el Málaga comenzó a recopilar informes sobre Adrián, se topó con tres aspectos muy favorables: su implicación en el vestuario, su conocimiento del juego y su polivalencia. No hubo la más mínima duda por parte del club, pero sí surgió posteriormente ante el temor de que con la llegada de su padre como entrenador diera un paso atrás. Pero el futbolista ni se inmutó. «Podría haberme echado atrás, pero ya tenía tomada la decisión. No habría sido justo conmigo porque es algo que me merecía: poder venir a jugar al Málaga. Tenía la oportunidad de jugar en un equipo tan bonito como este y no tenía por qué renunciar a ello», desvela en conversación con SUR.

Anda Adrián muy ilusionado. Se palpa en el día a día. No es una pose eso de que merecía venir al Málaga. Tiene grandes amigos en el vestuario actual y otros que pasaron por él, y todos le hablaban maravillas del ambiente. «Es verdad que tenía mucha información, gracias sobre todo a Keko y a Miguel Torres, que son amigos. La adaptación ha sido genial desde el primer día. Parece que llevo aquí cinco años. La gente se ha portado fenomenal con nosotros, los nuevos. También quizá tenga que ver con la forma de ser de los que hemos llegado, porque somos muy abiertos. Y eso al final cuenta para bien a la hora de poder trabajar y coger automatismos de lo que hay que hacer en el campo», explica sobre la cohesión interna.

El madrileño confiesa que renunció a romper su compromiso con el club tras la llegada de su padre y destaca: «Parece que llevo aquí cinco años; la adaptación ha sido genial»

A sus 29 años, el futbolista madrileño incide en que tras una larga trayectoria le agradaría poner punto final en el Málaga. «He firmado por tres años con opción a un cuarto, y me encantaría de verdad poder estar aquí mucho tiempo. Poder retirarme sería una grandísima noticia porque estaríamos hablando de que al Málaga le ha ido bien y de que yo he dado un rendimiento óptimo en el campo, que es a lo que vengo. No sólo se me ha fichado por mis condiciones futbolísticas, sino buscando un rendimiento inmediato porque tengo experiencia y conozco la competición».

El valor del proceso formativo

Pero el fichaje de Adrián también ha obedecido a una virtud que posee: la polivalencia. Cuando habla de sus preferencias deja entrever la importancia del proceso formativo del futbolista: «He jugado en muchas posiciones. Desde muy pequeño me ponían muy echado a la banda izquierda. A lo mejor por mis características no era lo mejor, pero me habitué a jugar ahí. Luego tuve un entrenador en juveniles que me puso de delantero centro. Ente medias ya jugaba de medio centro. Fue una etapa de formación que me ayudó a asimilar conceptos de todas las posiciones, así que a lo largo de mi carrera me ha venido bien. Muchas veces he tenido que aguantar que escribían de mí que me venía mal ser tan polivalente y que no estuviese centrado en una posición. Para nada. Donde he ido, he contado para el entrenador. Quizá menos en el Rayo, pero en el resto de los equipos he tenido una participación más alta y creo que es por la polivalencia y por conocer las distintas situaciones que requiere el juego». Pero tiene clara su posición más adecuada: «A mí me gusta jugar por dentro. Mis características son mejores para ello. Es cierto que no soy un jugador que tenga velocidad. En la banda puedo ayudar si el equipo lo necesita en momentos determinados, y de hecho lo hice hace poco en el Eibar porque el míster lo necesitaba, pero me siento más cómodo jugando por dentro. Y es verdad que me gusta estar cerca del área, para tener la posibilidad de meter goles, pero es mejor que juegue por la zona central».

«Se lo decía a Torres: ‘No me acordaba yo de que el míster fuera tan estricto, tan intenso’; he visto aspectos que no conocía de él»

Inevitablemente es obligado hablar del entrenador, su padre. Será la tercera vez que coincidan. Y él sí ha notado cambios. «Le han salido más canas», bromea. Ya en serio, también observa una progresión de Míchel como responsable de la plantilla: «El otro día lo hablaba con Miguel Torres, que era mi compañero de habitación en Holanda, y le decía: ‘No me acordaba yo de que el míster fuera tan estricto, tan intenso’. Es como todo. Como jugador y como entrenador uno va experimentando una evolución en su forma de entender las cosas y en asumir todo. Y por supuesto que él ha cambiado. Me estoy encontrando con aspectos que no conocía de él, como su forma de entrenar». Como su progenitor, es un ‘devorapartidos’, da igual del país que sea: «Tengo rachas de ligas que me gustan. Hay temporadas en que me gusta ver más partidos de la Premier y otras en que opto por la Bundesliga. Luego, como él (Míchel) ha entrenado en otros países,he tenido la oportunidad de ver fútbol griego o bastante fútbol francés. Pero fuera de la Liga la que más me gusta es la Bundesliga, porque empieza a parecerse mucho a la nuestra, con equipos muy buenos tácticamente pero también con jugadores técnicamente muy buenos. La Premier sigue sin tener el nivel de la Liga española y así se está demostrando en las competiciones internacionales. Por mucho que cada verano gasten grandes cantidades de dinero, siguen sin tener la capacidad de los equipos españoles o los alemanes para competir fuera de su país».

«Me gusta jugar por dentro y estar cerca del área, para tener la posibilidad de meter goles, pero es mejor para mí en la zona central»

Comentarios inevitables

A estas alturas tiene muy claro que los comentarios sobre la coincidencia de padre e hijo en la plantilla son inevitables y habla con naturalidad sobre la situación: «Tengo claro que al que no se quiera autoconvencer va a ser difícil convencerlo, al que tiene un juicio sobre mí distinto al futbolístico tampoco lo voy a cambiar. No es una cosa que me preocupe. Habrá de todo, gente que ya me ha visto jugar mucho y que lo tiene claro y sabe de qué soy capaz, y otra que no me ha visto jugar porque se ha centrado más en ver al Málaga y estará esperando para verme antes de hacer un juicio. El resto no importa. Sé cómo funciona el cuerpo técnico y sé lo justo que va a ser en cada situación. Tengo 29 años, doscientos y pico partidos en Primera y los dos últimos años, siendo centrocampista, he marcado 14 goles, algo que no han conseguido muchos centrocampistas. Del resto no tengo que decir mucho más».

«Tengo claro que al que tiene un juicio sobre mí distinto al futbolístico no lo voy a cambiar; no es una cosa que me preocupe»

Eso sí, Adrián se parece más bien poco en su forma de ser a su padre, muy guasón y con retranca. Ese papel es más de su hermano, Álvaro. «Mi hermano se parece mucho más a él en todo. Es mi fan número uno. Siempre está ahí para ayudar, preocupado. Sufre mucho. No ha practicado el fútbol en sí, pero va a estar en La Rosaleda casi todos los fines de semana». Igual sucederá con Nico, su hijo, y desde enero con el que será su segundo niño. «Tengo un hijo que ya es del Málaga y otro que va a ser malagueño-malagueño», sonríe orgulloso.  

«Hace varios años tenía mucho más claro que quería ser entrenador; ahora me plantea dudas»

Los más cercanos a Adrián siempre han hablado de que en él había un entrenador en potencia. En el campo interpreta bien en el juego, en casa ve muchísimo fútbol y, según algunos técnicos que lo han tenido, siempre ha destacado por asimilar conceptos con facilidad y por tener mucha empatía con sus compañeros. Sin embargo, él admite que con el paso del tiempo su visión ha cambiado: «Hace varios años lo tenía mucho más claro y sí quería ser entrenador, pero se sufre mucho y ahora me plantea dudas. A lo mejor sigo en el fútbol, pero en otra rama. Son cosas que me tengo que plantear a corto y medio plazo, pero seguro que voy a estar ligado al fútbol. No digo que me haya dejado de gustar ser entrenador, pero yo me veía entrenando de primeras y creo que es necesario una etapa también de formación o adaptación, como ayudante o segundo entrenador. Por ejemplo, a Martín (Demichelis)le van a venir muy bien los años que pase aquí porque pienso que es necesario para saber cómo se maneja un grupo. No es lo mismo ser jugador que ser entrenador; la cosa cambia muchísimo».

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