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Ridículo por falta de calidad y de vergüenza (1-1)

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Salvador Salas

Ridículo por falta de calidad y de vergüenza (1-1)

Nueva eliminación copera del Málaga tras una bochornosa actuación de los suplentes, incapaces de superar al Numancia ‘B’

Martes, 28 de noviembre 2017, 21:35

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Para vestir la camiseta del Málaga se requiere más vergüenza o más calidad. Ayer varios de los jugadores elegidos por Míchel, esos que tenían una oportunidad para ganarse más protagonismo, firmaron un ridículo espantoso. Su actuación fue, si cabe, más bochornosa porque enfrente estaba un equipo de Segunda plagado de suplentes, un Numancia ‘B’. El naufragio de la segunda parte y la consiguiente eliminación de la Copa (otra más)dejan a demasiados futbolistas muy señalados y, sobre todo, ratifican que la plantilla de esta temporada es un despropósito por la deficiente planificación y la escasa calidad.

Probablemente algún día el panorama cambiará en el fútbol español y los dos equipos grandes no impondrán el sistema de competición de la Copa. Tal como está planteado, apenas tiene interés y el aficionado no cae en la trampa de tragarse un encuentro plagado de suplentes. Ayer sí podía existir el argumento del horario, pero también muchos no lo vieron claro. Eso que se ahorraron. Los que acudieron ya debieron pensar en los primeros minutos que era un partido amistoso a puerta abierta. El ritmo y la intensidad brillaban por su ausencia.

Málaga CF

Andrés Prieto; Cifu, Luis Hernández, Ian Soler, Álex Robles (Rolan, m. 65); Ontiveros (Mula, m. 79), Rolón (En-Nesyri, m. 71), Adrián, Jony; Juanpi y Borja Bastón.

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Numancia

Munir; Markel, Elgezabal, Gutiérrez, Luis Valcarce; Dani Nieto (Iñigo Pérez, m. 82), Grego (Escassi, m. 77), Larrea, Nacho (Mateu, m. 90); Pablo Valcarce y Guillermo.

  • Goles: 1-0, minuto 19: Centro de Jony desde la derecha del marco de Munir que remata Adrián mandando el balón cerca del palo izquierdo.1-1, minuto 53: Córner desde la izquierda de Andrés que saca Nieto y remata Elgezabal de forma inapelable.

  • Árbitro: Sánchez Martínez (murciano). Llevó el partido con firmeza. Aun así, debió mostrar más veces la amarilla. Amonestó a Ontiveros y Jony (a este le perdonó la segunda en el minuto 91) .

  • Incidencias: Partido de vuelta de dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en La Rosaleda ante 13.326 espectadores. El encuentro, de carácter solidario, contó con cuatro mil invitados por entidades benéficas. Tarde-noche agradable.

  • El detalle El central Ían, que llegó a ser convocado con el primer equipo para el partido en el Pizjuán y después en casa contra el Celta, debutó ayer en partido oficial con el Málaga ante la acumulación de bajas en la defensa y la decisión de Míchel de reservar a Diego González para el encuentro del viernes frente al Levante, cuando jugará como lateral izquierdo.

Y eso que el Numancia le puso pronto las pilas al Málaga. Apenas al medio minuto de juego. Álex Robles, que se estrenaba en La Rosaleda, tuvo que sacar todo su fondo físico para neutralizar a Nacho. El arranque de los habituales suplentes (de los asiduos sólo estaban Luis Hernández y Adrián) fue sumamente preocupante, máxime cuando el equipo debía remontar la eliminatoria.

Falta de centímetros

En el primer cuarto de hora el juego estuvo más volcado hacia la portería del Málaga, básicamente por las dificulrades de los locales para sacar el balón jugado. Adrián tuvo que asumir todo el protagonismo ante la manía de Rolón de ‘esconderse’ tras el medio punta rojillo, y tanto pelotazo en largo del meta Andrés no dio réditos. Al menos, salió bien en esta fase la fórmula ideada por Míchel y su cuerpo técnico de dejar tres hombres arriba en los córners en contra para neutralizar la debilidad en el juego aéreo (la escasez de centímetros en los blanquiazules era patente esta vez con Cifu, Robles, Rolón, Juanpi y Ontiveros).

Al final el Málaga se vino arriba en el minuto 18. Álex Robles arrancó como lateral izquierdo y a su centro no llegó Borja Bastón por centímetros. A partir de ahí el equipo comenzó a sentirse con más confianza y el partido se convirtió en un monólogo blanquiazul hasta el descanso. Sólo la falta de acierto, algunas individualidades de Ontiveros y una extraordinaria intervención del portero internacional marroquí Munir (en un cabezazo a bocajarro de Juanpi) impidieron que la eliminatoria quedara sentenciada. Únicamente Adrián mandó la pelota al fondo del marco –en un centro de Jony, al que por fin se le vieron fases de peligro– pese a la debilidad del Numancia y a las concesiones de sus defensas, dos córners incluidos.

La reanudación estuvo marcada por la manifiesta incapacidad del Málaga para manejar el partido. Todas las virtudes de la primera parte quedaron en el olvido, especialmente tras el empate del Numancia en otro regalo a balón parado. Esta vez Elgezabal fue el que sorprendió llegando desde atrás para cabecear sin oposición. Igual que Casemiro. El marcaje zonal hace aguas.

Nivel demasiado bajo

Desde ese instante el Málaga volvió a ser mitad manojo de nervios y mitad ratificación de que el nivel de la plantilla es demasiado bajo. Cifu, que había asomado en la primera parte, naufragó por completo; Ontiveros siguió empeñado en querer hacer jugadas de Neymar o Cristiano Ronaldo (su individualismo y su empeño en querer hacerlo bonito desesperaron a los aficionados), Rolón sencillamente ni existió (juega porque no hay otro), Jony no dio una a derechas en los centros (a veces, desde lejos, sin exponer, sin encarar), Borja Bastón comenzó a aburrirse (¡cómo se le nota!) y Juanpi volvió a ser ese futbolista que se empeña en conducir la pelota sin sentido ni destino. Únicamente Adrián, de largo el futbolista más clarividente y más profesional, se mantuvo en pie. Pero estaba demasiado solo.

Míchel quiso dar una vertiente ofensiva para tratar de resucitar al equipo y situó a Jony como lateral izquierdo por Álex Robles. Fue peor el remedio que la enfermedad. De los tres jugadores de refresco, únicamente En-Nesyri aportó algo, más por su físico que por su juego (aún no sabe conducir la pelota), pero Rolan fue incapaz de pisar el área y Mula confirmó que en situaciones así se encoge.

Del acoso y derribo del Málaga sólo quedó constancia una doble oportunidad que primero repelió Munir en una gran parada a tiro de Juanpi y después malgastó Borja Bastón, sin la más mínima convicción. La defensa visitante fue numantinaen la recta final, pero el peligro malaguista nunca existió. Ahora toca soñar con una victoria ante el Levante y tal vez hoy la necesidad en la Liga haga olvidar este nuevo fracaso en la Copa. Pero el ridículo fue espantoso. En la ida y en la vuelta.

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