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El sentido minuto de silencio que se guardó por Chiquito de la Calzada en el duelo de la primera vuelta entre ambos equipos. Ñito Salas
Una deuda con Riazor

Una deuda con Riazor

El dramático duelo de mañana recuerda a la derrota malaguista en 2006, en su último descenso

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Jueves, 5 de abril 2018, 00:42

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El dramático duelo de mañana en Riazor evoca el recuerdo de la nefasta noche del 21 de marzo de 2006. Hace casi once años, en una cita entresemana, el Málaga salió trasquilado en su visita al Deportivo y se situó a ocho puntos de la permanencia, poco menos que como en la situación actual, pues es justo la meta cara a mañana. Hablamos de la temporada del último descenso del equipo, trance que ahora, a tres puntos más de desventaja de la zona de salvación, trata de eludir ya casi sin opciones reales.

Seguramente muchos aficionados siguen recordando aquel Deportivo-Malaga, en el que sucedieron demasiados detalles que resultan difíciles de olvidar. Para empezar, que el cuadro de La Rosaleda, entonces dirigido por Manolo Hierro–fue como si Husillos hubiese decidido bajar al banquillo para tomar las riendas del equipo–, se puso con ventaja en el marcador para acabar perdiendo. Duda, protagonista la primera parte del curso por una negativa a renovar que acabó dejándole al margen del equipo, marcó el cero a uno en un gran empalme con su zurda, y con ese tanteo se llegó al descanso entre pitos de los aficionados locales, exigentes con un equipo que peleaba por clasificarse para Europa, lo que a la postre no consiguió por poco.

El 2-1 de entonces dejó al cuadro de La Rosaleda a ocho puntos de la zona de permanencia, que es el objetivo cara al próximo choque

Pero en la segunda mitad Víctor Sánchez delAmo, recientemente entrenador del Deportivo con poco éxito, le dio la vuelta al tanteo con dos acciones extrañas, sendos golpes francos lejanos que sorprendieron a Arnau. En el primero, no tocó nadie, y eso desconcertó al meta, muy cuestionado esta campaña en su labor de director deportivo hasta su destitución. En el segundo estuvo muy adelantado. Por si fuera poco, el Málaga acabó con nueve, merced a las expulsiones postreras de Alexis y Juan Rodríguez. El colegiado valenciano Lizondo Cortés pareció ensañarse con los de fuera al mostrarles ocho amarillas, por una a los locales. El resultado fue que el conjunto de Martiricos perdió una cita clave y se frustró un amago de reacción.

En efecto, si encaró el partido a cinco puntos de distancia de la zona de permanencia y con diez jornadas por jugarse, se quedó finalmente a ocho. Aun siendo una situación algo menos dramática que la actual, las palabras de Hierro tras el choque destilaban un pesimismo que no se da en el discurso actual de José González. «La distancia con la salvación es amplia. Lo que sucede es que compitiendo con esta angustia y presión, al primer revés todo se tuerce», manifestó el veleño en la sala de prensa de Riazor.

Desplome evidente

Por primera vez en su historia con las actuales siglas, el Málaga descendía a Segunda. Fue el desenlace previsible a una campaña que comenzó algo mejor que esta en lo deportivo, pero con un desplome evidente. Lo acabó sin ganar en ninguna de las últimas dieciséis jornadas (doce derrotas y cuatro empates), de forma que el 2-1 al Athletic, en el debut de Manolo Hierro en la vigésima segunda jornada, fue la última alegría que se llevó la afición.

El ‘caso Duda’, la gestión de Serafín Roldán desde la distancia (como ahora con el jeque), los fallos en la planificación y el poco tino con los fichajes dieron con los huesos del Málaga en Segunda, y son muchos los paralelismos que se pueden trazar con el curso presente. Al menos al duelo de mañana el Málaga llega con la dosis de autoestima que generó en la plantilla ganar el domingo y cerrar una sequía de victorias de casi cuatro meses, pero el margen de error es mínimo si se quiera posponer el descenso matemático a mayo o, incluso, soñar con el milagro de la permanencia.

En toco caso, Riazor es uno de los estadios malditos para el Málaga. Casi tanto como el Santiago Bernabéu, el único recinto en los que ha jugado un número significativo de partidos en el que no ha sido capaz aún de vencer. En concreto, el balance en La Coruña es de cuatro empates y diecisiete derrotas en las veintidós visitas en Primera. Sólo se ganó en una ocasión, reciente además. Fue el 0-1 de la temporada 2014-15 (6 de diciembre), gracias a un gol del ahora ‘periquito’ Sergi Darder. El partido estuvo reñido, hasta el punto de que el luso Ivan Cavaleiro falló un penalti en el minuto 12, con 0-0 en el marcador.

Sin embargo, las circunstancias de mañana son atípicas, ya que ambos conjuntos están muy descolgados en la tabla clasificatoria, de forma que el empate no es positivo para nadie. Incluso, el Deportivo, pese a estar por encima de su rival, llega con peor racha de resultados, al acumular quince partidos sin ganar, ninguno a las órdenes del holandés Clarence Seedorf.

Los cuatro últimos, frente a frente en el fin de semana

La jornada trigésima primera puede resultar esclarecedora en la lucha por la salvación, ya que se enfrentan entre sí los cuatro últimos. El desenlace podría dejar al Levante con más opciones si cabe de permanencia que las actuales, o complicarle de nuevo la existencia, en función de los marcadores en el Deportivo-Málaga de mañana (21.-00 horas) y en el Levante-Las Palmas del domingo, en la franja matinal (12.00). Un triunfo local en Riazor y otro de Las Palmas en el Ciutat de Valencia dejaría todo más incierto, al dejar al Levante con sólo cuato puntos de colchón, y cinco respecto al Deportivo. Desde la óptica del Málaga, la mejor posibilidad es ganar en La Coruña y que también lo haga Las Palmas.Esto lo situaría a ocho puntos de la zona de permanencia con un Levante-Málaga pendiente dentro de dos jornas en el que podría dar otro bocado a la desventaja. Incluso, un empate en el Ciutat de Valencia no sería del todo perjudicial para los de José González, porque en ese caso ni el Levante ni Las Palmas sumarían de tres en tres. Por contra, si se dan dos victorias locales, el Málaga estaría a pocos días de firmar su descenso matemático e inhabilitaría el intento de reacción esbozado al derrotar al Villarreal.

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