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Juanpi se dispone a tirar a puerta ante el Albacete SALVADOR SALAS

Un Málaga desquiciado y desorientado

El calamitoso arbitraje sacó al equipo del partido y lo llevó a la hecatombe en los últimos minutos, aunque su juego en la segunda parte fue muy pobre (2-1)

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Sábado, 3 de noviembre 2018

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Un arbitraje calamitoso acabó por sacar al Málaga de un partido que tenía bajo control en El Sadar. El equipo acabó desquiciado y empeñado en sumar bajas para la cita de la próxima semana en Gijón, pero también desorientado. Y fruto no sólo de la pésima actuación del tal De la Fuente Ramos, sino de su pobre juego en la segunda parte. Hasta el descanso no había sido necesaria la posesión para ser mejor que Osasuna gracias a la solidez, el gol de Pau Torres y el peligro en las irrupciones al contragolpe.

Era el duelo entre un equipo con confianza y otro plagado de dudas, lo que se constató en los onces iniciales. Obviamente Muñiz no tocó lo que funciona, pero Arrasate echó toda la carne en el asador y apostó por un equipo claramente ofensivo, sin medio de contención y con cuatro futbolistas muy dinámicos por delante. No obstante, las buenas intenciones locales se estrellaron con la realidad: un Málaga cohesionado y con las ideas claras. De hecho, el conjunto blanquiazul ni se inmutó por el arreón inicial de Osasuna y aguardó impecablemente replegado.

Apenas pasó apuros el Málaga en la primera mitad, más allá de algunas concesiones en los centros desde las bandas. Y en estos, Osasuna buscaba no tanto al teórico delantero centro (Brandon) como la llegada por sorpresa del segundo punta, Rubén García, o del 'pichichi' rojillo, Juan Villar, situado en la derecha por el técnico local para que irrumpiera por sorpresa en la zona de remate. Quedó patente que estos movimientos estaban bien estudiados: sólo hubo un error, básicamente porque Rubén amortiguó muy bien un centro demasiado potente del lateral derecho Lillo y convirtió el golpeo en una dejada magnífica para Juan Villar.

Para entonces, el Málaga ya estaba por delante en el marcador. Con N'Diaye y Adrián a un nivel alto en la contención, Blanco forzó una falta lateral en la que Dani Pacheco mostró una de sus virtudes: su fantástico golpeo a balón parado. El servicio del pizarreño era medio gol y sólo faltaba conocer la identidad del autor del tanto. Pau Torres se adelantó a otros compañeros y cazó la pelota para fusilar a Rubén.

Siempre sin perder el control del partido y con una colocación casi inmaculada, el Málaga dispuso de un par de opciones para elevar su ventaja, pero Rubén repelió con el pie el remate de Koné (tras un eslalon de N'Diaye sorteando adversarios) y después el delantero marfileño erró en el desenlace después de un amago extraordinario a su par. La única noticia adversa antes del descanso fue la lesión de Juanpi, reemplazado por Ontiveros superada la media hora. En líneas generales, fue una exhibición de solidez similar al lunes frente al Numancia.

La segunda parte fue un despropósito del Málaga que se vio acentuado por la desastrosa actuación del árbitro. Desde que se reanudó el juego al equipo no le duró la pelota. Blanco y Koné apenas aparecieron –y el segundo encima tuvo que marcharse lesionado–, Dani Pacheco intervino muy poco y Ontiveros, lejos de aportar, restó mucho por su empecinamiento en conducir la pelota y por sus descuidos atrás.

El Málaga apenas tuvo la pelota y desconectó en ataque, aunque el partido parecía controlado. Así, hasta que el árbitro se dejó arrastrar por la aclamación popular de El Sadar para mostrar la segunda amarilla a Blanco. Se ve que De la Fuente Ramos desconoce que para saltar hay que impulsarse, porque ninguna de las dos amonestaciones al argentino estuvieron justificadas. Para colmo, la expulsión del ariete se produjo después de que Muñiz optara por apuntalar la zaga con un tercer central (Lombán) dado que Osasuna ya optaba por más acciones de juego aéreo.

Y ahí comenzó la hecatombe del Málaga, que vivió cuatro minutos de pesadilla. Primero encajó un gol a balón parado en un descuido de Luis Hernández en la marca con Juan Villar. Pero el empate no fue lo peor. En la celebración N'Diaye salió lanzado por un contrario al considerar que se les había provocado y el colegiado no tardó en mostrarle la roja, acompañada además de otra para el local Xisco, que simplemente trataba de mediar en la trifulca.

El Málaga estaba definitivamente fuera del partido cuando hasta el momento siempre ha sido un equipo que no perdía su sitio y que demostraba un envidiable saber estar. Con el equipo ya desorientado, sin la contención necesaria, a merced del ambiente en El Sadar y más pendiente de las decisiones del árbitro, una falta de Lombán en la frontal la ejecutó Torres con un tiro a la escuadra derecha. El desastre se acentuó con otras dos bajas más para Gijón, hasta cinco (Ontiveros y Adrián se sumaron a Ricca, Blanco y N'Diaye), y el árbitró regaló una ocasión al equipo navarro en un fuera de juego clamoroso que pasó por alto y en el que Munir evitó el 3-1. Aun así, en el último suspiro hasta pudo lograr el empate.

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