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N'Diaye, durante la entrevista concedida a este periódico en la que analiza la situación del equipo y sus orígenes. Salvador Salas
N'Diaye: «Esto puede cambiar muy rápidamente, pero estamos en el buen camino»

N'Diaye: «Esto puede cambiar muy rápidamente, pero estamos en el buen camino»

Feliz en su nuevo destino, el francosenegalés invita a ser cauto: «No es que hayamos tenido diez puntos de ventaja sobre el tercero»

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Jueves, 1 de enero 1970

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Intimidatorio en el campo, donde impone su poderío, envergadura y dominio, se torna una persona sumamente apacible fuera de él. Alfred John Momar N'Diaye (París, 1990), de ascendencia senegalesa pero criado en los suburbios de la capital francesa, desvela en una charla con este periódico aspectos curiosos como su tendencia a jugar de extremo o delantero en sus comienzos o el talento desperdiciado que vio a su alrededor donde se crio. También explica su llegada a Málaga bajo el argumento de que es mejor ser cabeza de ratón que cola de león.

–¿Tiene N'Diaye más de europeo o de africano?

–Creo que soy medio francés y medio senegalés. Nací y crecí en Francia, pero mis padres vienen de África. Tengo las dos culturas y creo que es bueno para mí.

–¿Y en el campo tiene más de africano que de europeo, con lo que ello implica?

–Pienso que también tengo de los dos. Aprendí tácticamente de la forma de jugar de Europa, en donde son los mejores en eso, y creo que poseo además la garra de africano, la agresividad, la fuerza.

–¿Quién le ayudó más a entender el juego?

–Un entrenador cuando era sub-16, en el Nancy, club que tenía al primer equipo en la élite. Es Sebastién Hanriot (ahora al frente de equipo reserva del club). Aprendí mucho con él, porque antes de los 16 años jugaba de delantero o de extremo, y él me decía que no, que mi mejor opción era de medio centro, si es que quería hacer carrera de futbolista. Me cambió un poco, porque tácticamente tenía problemas.

Parece casi inimaginable pensar en el Alfred N'Diaye que conocemos ahora como extremo…

–Sí, porque antes de los 16 o 17 años todavía era muy pequeño y muy delgado. Crecí de golpe y no tenía la fuerza que ahora. Antes también era el típico jugador crecido en un barrio al que le gustaba más regatear, pero eso sólo no funcionaba del todo, porque el deporte profesional necesita más cosas. Ahora sí que creo que la actual es mi mejor demarcación.

«Antes de los 16 años jugaba de delantero o de extremo, y él me decía que si quería hacer carrera sería de medio centro»

hanriot, un técnico clave para él

«Aún muchos me dicen que por qué me fui a un Segunda; es importante sentirse querido e importante en un equipo»

la razón de su llegada al equipo

Cuando creció en los suburbios de París debió ver mucho talento. Y no todos llegan, ¿verdad?

–Es así. De verdad que hay muy buenos jugadores en los barrios cercanos a París. Muchísimos.

Ahora tenemos a un tal Mbappé formado ahí…

–Pero hay muchos Mbappé. En Francia hay mucho talento, pero son pequeños detalles los que te hacen triunfar. Si trabajas bien o no, si te esfuerzas… Porque luego hay mucha gente con ese talento que lo ha dado todo y se quedan como amateurs.

Hay quien no termina de entender cómo Iturra, que este verano contaba poco en la planificación y al final fue descartado, se marchó al Villarreal, y usted vino en el sentido contrario a Málaga.

–Son las cosas del fútbol. Yo llegué antes e Iturra se fue luego al Villarreal. Se fue libre, y por eso firmó. Son cosas suyas. Yo tenía muchas ofertas este verano, de Primera también, incluso en Alemania. Al final estuve hablando mucho con el Málaga durante un mes, tanto con Caminero como con el abogado de la entidad, y no sé por qué este proyecto siempre me gustó. Al final soy el dueño de mi futuro. Después de tres meses estoy muy contento a nivel futbolístico y a nivel personal. Sé que mucha gente me decía que por qué me iba a jugar a Segunda, que no lo entendía…

«En mi opinión no hicimos un mal partido en Elche, no hay que preocuparse

la última derrota

«Hemos crecido mucho, y ahora los jugadores actúan en las mejores ligas. Es más un problema mental»

el fútbol africano no despega

Quizás tenga que ver con la idea de sentirse muy valorado e importante en un equipo y no ser uno más.

–Claro. Es importante sentirse querido e importante en el equipo. Para mí es mejor.

Es lo que aquí decimos de preferir ser cabeza de ratón que cola de león…

–Sí, es eso. Aquí me siento muy valorado y lo paso bien con todos en el club y con la gente.

–¿Ve una situación parecida a la que vivió en el Betis en Segunda?

–Sí, es más o menos lo mismo. El Málaga es como el Betis, un club de Primera temporalmente en Segunda. Todo el mundo lo sabe. Por eso firmé con este equipo y no con cualquiera de Segunda. Es una entidad con ambición y con club que te apoya casi siempre.

Llevamos un cuarto de Liga. Por lo que está viendo, ¿le recuerda a su temporada del ascenso con el Betis?

–Es diferente. Ahí teníamos un equipo más ofensivo. Encajábamos muchos más goles, pero éramos fuertes en ataque. Teníamos a un jugador como Rubén Castro que hizo treinta goles en la temporada.

–¿Cree que le pudo pesar en Elche el cansancio de jugar con su selección y hacer un viaje largo desde Sudán a Elche vía Dakar?

–No fue mi mejor día, pero no es una excusa. Si estoy bien, estoy bien, y si estoy mal no es porque haya viajado antes. Es verdad que hice muchos kilómetros, pero quería jugar. Creo que lo di todo y a veces las cosas salen bien y otras no.

–¿Hay que preocuparse por esa derrota?

–No. Para mí no hicimos un mal partido. Es mi opinión. Es verdad que el Elche fue mejor, pero la actitud fue buena y estamos en el buen camino. Se ha completado el primer cuarto de la temporada y hay que seguir así.

No ha mencionado la palabra ascenso, pero han ido primeros y en solitario. ¿Es pronto para ello?

–Sí, porque queda mucha Liga. No es que hayamos tenido precisamente diez puntos de ventaja con el tercero. Esto puede cambiar muy rápidamente si perdemos dos o tres partidos seguidos.

–¿Por qué cree que el fútbol africano no termina de ser competitivo al nivel de selecciones? ¿Es lo táctico lo que falla?

–Creo que hemos crecido mucho, porque ahora todos los jugadores actúan en las mejores ligas. Es más un problema mental. El talento lo tenemos. Tácticamente estamos bien, pero nos falta algo más de confianza. Ves a Uruguay, un país con tres o cuatro millones de habitantes prácticamente y siempre que va a un Mundial llega a cuartos de final o semifinales al menos. Y lo ha ganado dos veces. Eso es fuerza mental. Tenemos que hacer más.

Muy personal

–¿Cuántos hermanos tiene?

–Tres, dos hermanos y una hermana. Están en Francia.

–¿Qué siente cuando visita Senegal?

–Sí, sí. Tengo recuerdos de mis padres y me emociona estar ahí.

–¿Hay otro deporte que se le dé bien practicar?

–Sin duda, el baloncesto. Me encanta el baloncesto. Es mi deporte favorito, más que el fútbol.

–¿Y por qué no se dedicó profesionalmente a él?

–Por que no tenía tan buenas condiciones, pero me gusta mucho verlo y jugarlo. También veo el fútbol. La Liga española, la inglesa…

–¿Es religioso?

–Sí, soy musulmán.

–¿Y cumple el Ramadán?

–Cuando puedo. Los últimos cinco años fue complicado, porque ha coincidido con la pretemporada, pero cuando tengo un día libre lo sigo. También lo puedo hacer después de la temporada, cuando tengo vacaciones.

–¿Qué le gusta hacer en el tiempo libre?

–Me gusta leer cosas de historia, y sobre todo estar y jugar con mis dos niños, verlos crecer.

–¿Qué piensa del drama que vivimos de la inmigración?

–Es duro, que haya tanta gente que asume muchos riesgos para venir a Europa. Mucha gente muere. Hay que potenciar los acuerdos entre países africanos y europeos.

–¿Cuáles fueron sus ídolos en la infancia?

–Ronaldinho, Vieira, Evra y Kluivert.

– ¿Sabe lo que significa la palabra 'merdellón?

–No.

–¿Qué es lo que más le gusta de Málaga?

–No conozco muy bien la ciudad, porque llegué hace tres meses y he viajado dos veces con mi selección, pero me gusta mucho el ambiente que veo. La gente está muy tranquila y muy feliz. Me gusta el estilo de vida. Parece que todo el mundo tiene problemas, pero les veo felices.

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