Malaga CF

La nueva vida de Goitia

Goitia, el sábado en el Julián Torralba, al que acudió con el equipo con el que colabora, el Lauro.
Goitia, el sábado en el Julián Torralba, al que acudió con el equipo con el que colabora, el Lauro. / Ñito Salas
  • Retirado con solo 33 años, rechazó varias ofertas para volver a Málaga y dedicarse de lleno a la familia

  • «Cuando llegan los fines de semana tienes un poco de morriña, pero priorizamos hacer cosas juntos, disfrutar de actividades con los

Bajo los palos siempre buscó la eficacia antes que el efectismo. Dentro y fuera del juego demostró un innegable compañerismo y un escaso interés por el protagonismo. En su etapa como futbolista rehuía las entrevistas y ahora, recién retirado, mantiene su afán por permanecer en el anonimato. Iñaki Goitia ha colgado los guantes demasiado pronto, con 33 años (sobre todo, al ser portero), y pasa inadvertido en Alhaurín de la Torre, donde adquirió una vivienda hace casi una década. «Sí tenía ofertas, pero valoramos la importancia de mantener unida la familia, de contar con un núcleo familiar definitivo», explica sobre la decisión adoptada a comienzos de verano.

«Nunca sabes cómo va a ser el futuro, pero sí teníamos claro que la prioridad era la familia. Invertimos en una casa hace algunos años y ya tenemos a mis hijos en edad escolar. Además, ellos nacieron en Málaga, mi mujer es de la Estación de Cártama...», relata Goitia sobre un cambio «radical» en su vida. Pero fueron catorce años intensos como profesional. Ahora el plan de vida es totalmente opuesto: «Tengo la semana ocupada y es cierto que cuando llegan los fines de semana te llegan los recuerdos, las experiencias. Tienes un poco de morriña. Algún partido sí veo, pero priorizamos la familia, hacer cosas juntos. Estoy a gusto, disfruto de las actividades con los amigos y, sobre todo, de los niños. Tienen 10 y 7 años y están en una fase muy bonita. Además, en cuatro o cinco años van a tener sus amistades y ya harán su día a día... Hay que aprovecharlo».

Pero Goitia no para. No se aburre. Tiene las mañanas y las tardes ocupadas. Estudia para técnico deportivo y dejó aparcado el curso de entrenador –«nunca se sabe lo que puede pasar, pero es cierto que conociendo este mundillo desde dentro te puede llevar a que sigas en él»–, aunque es raro que falte por las tardes a la hora de recoger a sus hijos en el colegio. También mata el gusanillo entrenando a los porteros más pequeños del Lauro. Su prioridad está clara: disfrutar.

Muchísimo cariño al Málaga

El exguardameta vasco anda preocupado por el rendimiento del Málaga, pero vivió con felicidad el paso por la Champions. Él y su familia. «Echo de menos pisar La Rosaleda. Mis hijos tienen sentimiento malaguista. No les gusta el Barça o el Madrid. Quiero que disfruten del colorido, del sentimiento de la ciudad. Yo nací en Bilbao y siempre fui del Athletic, pero tengo muchísimo cariño al Málaga. Es importante que la gente de la tierra sea de su equipo», destaca Goitia. No le agrada hablar de su salida del club. Puso todo de su parte, rebajando al máximo sus pretensiones económicas. En el vestuario no gustó precisamente que se le valorara tan poco en La Rosaleda. «Estuvimos negociando mucho tiempo. Hubo personas del club que se ajustaban a las condiciones económicas y de organización deportiva y tuve que rechazar la oferta final. Fue una decisión muy complicada, porque estaba muy a gusto a nivel familiar», explica en un afán por evitar cualquier polémica. La realidad es que, una vez retirado, ha vuelto a casa...

Durante estos años asegura haber disfrutado «mucho» con el Málaga. «Lo he hecho desde la distancia. Han sido años muy bonitos en los que el malaguismo ha podido disfrutar de su equipo. Sentí mucha alegría y felicidad porque tengo grandes amigos en el club y también por la afición. Que esta disfrutara así fue maravilloso, aunque el final fuera agridulce por cómo se produjo y porque fue inmerecido. El equipo se lo creía, transmitía un estado anímico de gran alegría individual y colectiva. Este es un aspecto muy importante, porque te permite rendir al máximo en ese momento».

Mensaje de optimismo

La situación actual dista mucho de aquellos meses de ensueño. Goitia trata de lanzar un mensaje de optimismo, quizá porque él pasó por una etapa mucho más complicada: el proceso concursal y el riesgo de desaparición. «Fue una época muy difícil en la que al mismo tiempo peleábamos por sacar a flote al Málaga y tratábamos de disfrutar. Intentamos dar el máximo y al final en poco más de un año lo cambiamos todo», recuerda. El exportero, que siempre se mostró muy atinado en sus reflexiones –como pueden corroborar los que compartieron vestuario con él–, tiene claro que la situación variará: «No hay que ser extremista, el fútbol no es ni blanco ni negro. El grupo humano sabe la situación en la que se encuentra el equipo y todos sus componentes son los primeros que saben que no están donde desearían, pero hablamos de gente muy profesional que sabe lo que tiene entre manos».

Goitia ha emprendido una nueva vida. En casa, en su tierra de adopción, con su familia plenamente malagueña como única prioridad. «Por encima de todo buscamos disfrutar, estar a gusto», reitera. No está mal como receta...

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