Malaga CF

Dudas desde arriba hasta abajo

Sandro (en la imagen, a punto de marcar el 1-0 ante el Córdoba) es el único fichaje que convence de momento.
Sandro (en la imagen, a punto de marcar el 1-0 ante el Córdoba) es el único fichaje que convence de momento. / Salvador Salas
  • El desarrollo de la temporada y los dos últimos batacazos abren demasiadas vías de agua en el Málaga

  • Las lesiones, la falta de una columna vertebral y la apuesta por un estilo nuevo han sido un lastre para el equipo pese a su undécima plaza y a que perdió un partido de nueve

No son felices fiestas para el malaguismo. Los dos últimos batacazos en poco más de 72 horas, unidos al desarrollo de la temporada (con demasiadas intermitencias), han abierto demasiadas vías de agua con vistas a 2017. Poco importa que el equipo sea undécimo, con una situación holgada (nueve puntos por encima de la zona de descenso), o que hasta el pasado sábado llevara una sola derrota en nueve partidos (en el campo del Atlético de Madrid). El juego del Málaga de Juande no convence, igual que tampoco varios de los fichajes o la permanente sensación de fragilidad en el aspecto defensivo. Pero las dudas van desde arriba hasta abajo, desde la cúpula al vestuario.

Sobre la propiedad

Al-Thani, tan alejado siempre de la realidad del club –dilapidar el dinero los dos primeros años provocó que se le cortara el grifo desde Catar–, se ha topado de bruces los últimos meses, en el día a día, con los problemas que acucian al Málaga. La falta de liderazgo, de una persona que ponga las cosas en su sitio y no de una que se muestre en las redes sociales propensa a escribir lo primero que se le venga a la cabeza, ha provocado que la entidad se haya convertido en una serie de ‘planetas’ que sólo buscan la simpatía del presidente (o de su hijo Nayef) para mantener cierto estatus. Poco a poco el aficionado ha percibido que las riendas no están cogidas y que se necesita a alguien que, además de estar, ejerza. Eso sí, no es una cuestión nueva porque ya en la etapa de Vicente Casado había demasiados intereses creados en cada parcela.

Sobre el director deportivo

Arnau está a día de hoy cuestionado internamente. La política de fichajes no ha convencido a la propiedad. Sólo se salva Sandro, aunque también se recalca que sólo dejaría en junio un beneficio de cuatro millones (su cláusula es de seis y percibe dos de sueldo), y en la cúpula del club no se valora que en otras condiciones no habría venido. Llorente y Koné han supuesto una gran decepción –el segundo, menos porque venía sin caché alguno–, Kuzmanovic va a ser visto y no visto debido a los problemas físicos, Keko va a cumplir tres meses de baja como mínimo por una lesión que ya tuvo en el Eibar, y Jony no ha estado aún en un tono físico lógico. Pero el fichaje más cuestionado es Santos por su elevado coste (4,2 millones, y no por todos sus derechos, sino por menos del 70 por ciento). Al jeque no le ha gustado esta operación (entiende que por ese dinero habría venido un ariete más contrastado) y por eso no quiere a más jugadores de su agencia de representación (por ejemplo, a finales de agosto vetó la llegada de Cristóforo). Además, Al-Thani considera que hubo falta de previsión, tanto por la salida obligada de Ochoa (y en condiciones nada ventajosas para el club) como por dejar supeditada la llegada de un ‘nueve’ al traspaso de Camacho (en mayo ya se daba por hecho que sería al Liverpool).

Sobre el entrenador

Juande Ramos está pagando con creces su alusión a la obligación de las aspiraciones europeas del Málaga. Aunque lo dijera en un contexto (vinculado a que se cumplieran las previsiones en los fichajes, algo que no se produjo), ha comprobado que puso el listón muy alto. No obstante, el manchego no se arrepiente porque nunca ha sido de expresar mensajes conformistas. Al margen de las lesiones, se ha topado con un serio problema: el estilo de las dos últimas temporadas. Determinados jugadores de corte defensivo se han acostumbrado a buscar ‘partidos cerrados’ o a tratar de ganar «en plan perro» (como se dice en el fútbol); es decir, a intentar conseguir triunfos por 1-0 o 2-1. En cambio, el entrenador, muy en la línea de Manuel Pellegrini –que ya pasó por una situación similar los primeros meses en la temporada 2010-2011–, considera que hay que tener un estilo propio y, sobre todo, una mentalidad más ambiciosa para dejar de ser un equipo del montón.

Sobre la portería

Al entrenador se le presenta un grave problema. La decisión de prescindir de Kameni no se produjo de la noche a la mañana. El camerunés tiene un peso enorme en el entorno (medios de comunicación, peñas y grupos de aficionados), pero hasta su suplencia llevaba varias semanas ejercitándose apenas un par de días. Además, la actuación frente al Deportivo, donde sus problemas para golpear en largo y en el juego aéreo fueron muy evidentes en la segunda parte, disparó definitivamente las dudas en el cuerpo técnico (y también incluso entre algunos compañeros). Pero la apuesta por Boyko ha resultado fallida debido a las dudas tras el primer gol ante el Córdoba. ¿A qué se refería Juande en la rueda de prensa cuando habló de «seguro que me arrepentiría» al hablar de los continuos pitos al ucraniano? Probablemente a que contaba con que jugara Kameni y este adujo a última hora un proceso vírico.

Sobre el cuerpo médico

«Habría que ver a otro equipo si le quitaran cada semana a seis o siete jugadores más o menos titulares», subrayan en todos los estamentos del Málaga. El caso es que nunca el equipo había vivido una situación así, con lesiones tan prolongadas y recaídas, y con tantas idas y venidas a Barcelona para reunirse con distintos especialistas. Tampoco con tantas dudas sobre el periodo necesario para reaparecer. La parcela de recuperación se reforzó en su momento con el readaptador Hugo Camarero y después con el fisioterapeuta Iván Medina (este, avalado por un par de jugadores de peso).

Sobre los veteranos

Internamente el grupo tampoco brilla en estos momentos por la presencia de futbolistas con liderazgo. Weligton, que siempre fue un referente, no tiene el mismo peso porque no juega debido a su lesión. Camacho, con una relación ahora distante con el club por su renovación –ya se le ha comunicado que sus pretensiones no pueden aceptarse–, tampoco se encuentra en plenitud física. Duda, que siempre fue más bien introvertido en según qué cosas, sí ha dado un paso al frente y en el campo busca transmitir orgullo, pero ya se sabe que está en su último año. Charles, otro que también dio un paso al frente la pasada temporada, anda pendiente de su recuperación. Por último, ha emergido la figura de Torres, pero tampoco es un titular indiscutible en una posición definida, lo que le resta galones.

Sobre la plantilla

El caso es que en el vestuario del Málaga proliferan hoy las actitudes individuales. Primero, porque varios jugadores están ansiosos por una mejora de contrato (la renovación de Kameni hace un año y las condiciones que se pactaron abrieron la espita); segundo, porque el grupo de jóvenes que escuchan continuamente desde su entorno comentarios sobre una salida beneficiosa (los cantos de sirena) es demasiado alto, y tercero, porque sobran los futbolistas a los que les falta continuidad en el día a día en el rendimiento, el juego o incluso la alimentación. De todo ello se quejaba en voz demasiado alta y con formas que no gustaban en absoluto el preparador físico de Javi Gracia, Juan Solla, lo que acarreó un enfrentamiento tremendo y la decisión del club, primero de apartarlo y después de no renovarlo. A estas cuestiones extradeportivas o a medio camino entre las extradeportivas y las deportivas hay que sumar esta temporada la falta de una columna vertebral: no hay líder en la defensa (lo que acrecienta las dudas de los jóvenes), Camacho está bajo mínimos (lo que merma considerablemente la capacidad de contención del equipo) y el equipo carece de un rematador de área (el dominio en la segunda parte en Valencia fue tan abrumador como infructuoso en ocasiones). Luego está el «valor real» de cada futbolista, como decía Joaquín Peiró. Ahí cada aficionado tendrá su opinión –de ahí que esta sea tan subjetiva–, aunque conviene recordar la máxima del ‘sabio del Metropolitano’: «El jugador es válido cuando sabes que los buenos equipos sueñan con quitártelo de las manos». ¿Cuántos se encontrarían en esa situación en estos momentos?

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