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Los jugadores del Málaga celebran el tanto de la remontada ante la decepción de algunos jugadores locales, en primer plano.

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Los jugadores del Málaga celebran el tanto de la remontada ante la decepción de algunos jugadores locales, en primer plano. Agencia Lof

Un Málaga con fe, humildad y ambición (1-2)

Remontó en Lugo tras encajar un gol muy pronto en un partido en el que originó poco peligro y que resolvió al final en una gran acción de Hicham y un testarazo de N'Diaye

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Sábado, 18 de agosto 2018

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Fue tras el segundo gol, al consumarse la remontada. Marcó N'Diaye y el central Luis Hernández, autor del centro, se fue como una flecha al banquillo perseguido por varios compañeros en una emotiva celebración con los suplentes y el cuerpo técnico. Nada que ver con la temporada pasada, con ese grupo desunido, sin alma ni rumbo. El Málaga de Muñiz apretó los dientes hasta el final y remontó un partido que ya se veía perdido a base de fe y también de la calidad de Hicham y N'Diaye. Es lo que la afición quiere y lo que la Segunda División exige.

Y eso que la ilusión del malaguismo apenas duró seis minutos. Todas las buenas perspectivas de la pretemporada en el aspecto defensivo se fueron al traste como consecuencia de un gravísimo error de Ontiveros en la frontal del área. Y llueve sobre mojado, porque en el amistoso en Granada Muñiz prescindió del marbellí después de que el teórico extremo fuera varias veces a recibir... por detrás del lateral. Ese empecinamiento del canterano en aparecer por cualquier zona en vez de encarar al lateral parece no haberse corregido –ya le pasó factura en el Valladolid– y al final lo pagó el equipo. El técnico no se anduvo con chiquitas: lo relevó en el descanso e introdujo a Juan Carlos.

El Málaga tardó más de media hora en encontrarse en el campo. Quedó reflejado en el preocupante detalle de que el Lugo siempre salía victorioso de cualquier rebote o de un balón 'dividido'. Faltaba demasiado juego entre líneas y, lo que es peor, todo era excesivamente previsible. Al cuadro gallego le bastó con estar bien posicionado y multiplicarse en las coberturas. Y cuando recuperaba la pelota buscaba el envío en largo para coger aire, para salir y ganar metros.

Poco a poco el Málaga encontró su sitio mientras Muñiz gesticulaba desde la banda a varios jugadores con el claro objetivo de que lo hicieran más fácil. A Harper, apuesta del técnico como ariete, le costaba fajarse con los centrales, pero ejercía de señuelo para las apariciones de Renato en zona de remate. El portugués tuvo dos opciones claras que no rentabilizó, pero fue el único de los cuatro atacantes que se dejó ver.

En el cuarto de hora previo al descanso el Málaga arrinconó al Lugo. Pita, que en el tramo inicial se había incorporado para aparecer entre líneas y facilitar las triangulaciones, ya estaba clavado como medio centro junto a Seoane. Sin salida, el cuadro gallego sufrió. Pero el conjunto de Muñiz tampoco tuvo las ideas muy claras, independientemente de que continuamente volcaba el juego a la derecha, con la pareja Cifu-Renato. De la banda izquierda no hubo noticias.

Al menos, el Málaga sí demostró que va a ser muy peligroso a balón parado. Harper, los dos centrales, Ricca y N'Diaye dan para mucho y en la recta final de la primera parte pudo llegar el empate en las acciones de estrategia, especialmente en una de Pau Torres y después Luis Hernández. El Lugo acumuló hasta nueve hombres para escoltar a Juan Carlos.

Lugo

Juan Carlos; Serge Leuko, Bernardo, José Carlos, Kravets; Iriome, Seoane, Carlos Pita (Sergio Gil, min.87), Juan Muñiz (Campillo, min.58); Cristian Herrera y Jona (Aburjania, min.67).

1

-

2

Málaga

Munir; Cifu, Luis Hernández, Pau Torres, Federico Rica; Alfred N'Diaye, Recio; Harper, Adrián González (Gustavo Blanco, min.60), Ontiveros (Juankar, min.46); y Renato Santos (Hicham, min.71).

  • goles. 1-0, min.6: Cristian Herrera. 1-1, min.86: Juankar. 1-2, min.89: N'Diaye.

  • árbitro. Areces Franco, del comité asturiano. Mostró amarilla a Pita (min.41), del Lugo; y a N'Diaye (min.68), del Málaga.

  • incidencias. Partido de la primera jornada de LaLiga 1/2/3, disputado en el Anxo Carro ante 3.290 espectadores.

Tras el descanso Muñiz trató de tener más mordiente por la izquierda con la entrada de Juan Carlos como extremo, aquella posición en la que nunca terminó de explotar. Pero las sensaciones fueron idénticas a la primera parte: fútbol demasiado previsible, imprecisiones en el último pase e incapacidad para generar situaciones claras salvo a balón parado.

Cambio de planteamiento

Al cuarto de hora el técnico malaguista varió el planteamiento y pasó a jugar con dos puntas con la entrada del argentino Blanco para liberar a Harper. Este, más suelto, comenzó a ganar juegos individuales y al menos sí hubo más sensación de peligro, pero en ningún momento el cancerbero local se vio apurado o tuvo que emplearse a fondo.

Con N'Diaye más anclado y Recio demasiado lento y jugando a demasiados toques, el Lugo no sufrió pese a que su pareja de medios centro ya no estaba tan fresca. Muñiz dio otra vuelta de tuerca y apostó a veinte minutos del final por el desparpajo de Hicham, que en la pretemporada fue una avispa. Desde la primera intervención el joven marroquí mostró su verticalidad, su impresionante capacidad de desborde. Al menos había algo que aferrarse. ¡Y vaya si era un argumento para soñar! Tuvo que ser al tercer intento de este futbolista con hambre cuando se originó el empate. Encaró a Kravets, apuró la línea de fondo y metió un centro rraso, de esos en los que cualquier duda del portero y los defensas es fatal. No llegó Blanco y después Juan Carlos remató trompicado. Pero bastó. Quedaban sólo cuatro minutos.

No estaba todo resuelto. Mientras el Lugo sacaba de centro, el Málaga quería tomar impulso para morder, para firmar la remontada. Y fue en un centro de Luis Hernández –antes había sacado de banda y optó por aprovechar pronto el rechace–que remató como un ariete N'Diaye, desde ayer más líder de este Málaga. La Segunda es así: no mucho antes, aún con 1-0, él estuvo a punto de condenar al equipo con otro error en la frontal. Al Málaga le faltó juego, pero le sobró fe. Que no falten humildad y ambición es la mejor noticia.

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