Siete puntos de desventaja como herencia

De hecho, esta desventaja es la mayor respecto al decimoséptimo de la tabla a la que ha estado el Málaga en lo que va de temporada, pero con el añadido de que cada vez queda menos por jugar. Fue tras la jornada novena cuando más lejos estuvo antes el cuadro de La Rosaleda, a seis puntos, porque sumaba entonces uno y el Eibar, el cuarto por la cola, siete. Ahora, en cambio, el Málaga es penúltimo, con once; el Deportivo es decimoctavo, con 16; y el Alavés y el Levante están fuera de la zona de descenso, con 18.

Al menos José González puede presumir de haber salido de un apuro parecido hace justo dos años, pero con unas circunstancias algo más favorables que las de ahora. Cuando asumió el banquillo del Granada se habían celebrado seis jornadas más (veinticinco) y había menos margen de reacción, pero la clasificación no pintaba tan mal. Para empezar la distancia de la zona de permanencia era de cuatro puntos (frente a los siete actuales) y, lo que es más importante, había un mayor número de equipos implicados en la pelea, con una separación más estrecha. Aquí está el ‘quid’ del asunto. Aquel Granada estaba a siete puntos del decimotercero. Este Málaga está a doce del decimoquinto, aspecto que reduce ya prácticamente la pelea a la que jugarán cinco conjuntos por eludir las cinco plazas de permanencia: Las Palmas y Málaga (11), Deportivo (16), Alavés y Levante (18).

A José González le sobró incluso una jornada en el Granada de hace dos temporadas para certificar el objetivo de la permanencia. Ganó cinco partidos, empató cuatro y perdió otros cuatro en las trece jornadas en las que dirigió al equipo. Ya tras el debut, un 0-1 en Riazor, su equipo se quedó a un punto de la salvación, y después de cuatro encuentros en el banquillo salió de la zona de descenso de forma definitiva. El logro final no se salvó de las especulaciones habituales sobre los equipos de Quique Pina respecto a las primas a terceros.