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MANUEL CASTILLO
Martes, 11 de septiembre 2018, 07:54
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Siempre, cuando me preguntan por mi película favorita a través de los años respondo que 'El tercer hombre'. No sé si por el suspense de su trama, si por su inolvidable banda sonora con la cítara de Antón Karas, si por los ojos verdes de Alida Valli o por la genial interpretación de Orson Welles y Joseph Cotten; pero lo cierto es que se mantiene líder de mi palmarés cinematográfico, igual que, ahora lo es el Málaga en el fútbol nuestro de cada día. Y digo todo esto por la impresión que me está produciendo el equipo malaguista en estos primeros escarceos de la Liga, y por el enigma o el misterio que se teje en torno a un equipo que la temporada pasada cayó en el ridículo más desesperanzador y, hoy, es un equipo aguerrido, alegre, que se impone a todo el que se le pone por delante. El secreto está en su nuevo entrenador, claro, y en la renovación de la plantilla. Y en su nuevo director técnico, que ha sabido poner orden y sensatez en la máquina del club. Pero es que yo atisbo algo más: ¿quién ha sido capaz de convencer al jeque Al-Thani para que dé un paso atrás y permita trabajar a los que saben de fútbol? ¿Cómo ha sido posible elaborar la política del 'compro, vendo, cambio» a la hora de confeccionar la plantilla? Hasta ahora, el club se venía manteniendo gracias al permanente y desinteresado trabajo de Benítez, Ben Barek y Martín Aguilar, que, sin embargo, no podían progresar porque carecían del más mínimo apoyo económico y de gestión. Reconocimiento que algún día tendría que ofrecerle la ciudadanía malaguista y malagueña. Acabo: ¿dónde está ese tercer hombre?
Por cierto, unos diez años después del estreno de la recordada película se estrenó 'El tercer hombre era mujer'.
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