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Codina, Moyá y Torres, junto a otro amigo en la cena del lunes en la capital. Instagram @m_a_moya
Torres, en el ojo del huracán

Torres, en el ojo del huracán

El malaguista, criticado por la afición por una supuesta falta de compromiso

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Miércoles, 7 de febrero 2018, 00:48

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Después de los elogios sobre su profesionalidad en sus tres temporadas anteriores en el Málaga, Miguel Torres, contratado por el actual director deportivo (Mario Husillos) en su etapa previa en el club, se ha situado en el ojo del huracán ante la confluencia de varios factores. El defensa formado en la cantera del Real Madrid, convertido ahora por su veteranía y antigüedad en la plantilla en el segundo capitán, tras Recio, no ejerce de líder del vestuario para los ojos de la afición, que lo tiene en el foco de las críticas. El futbolista, ensalzado por su papel de referente para los canteranos, y por ofrecer garantías en diferentes puestos de la zaga y aun jugando esporádicamente, se ha convertido en uno de los más denostados. ¿Qué ha sucedido para ello?

Una imagen suya el lunes sonriente en Madrid en Instagram minutos antes de la derrota del equipo suscitó cientos de comentarios en contra

Con el Málaga colista y protagonizando una campaña desastrosa, nadie tolera cualquier detalle mínimo que rechine con la seriedad y el máximo rigor en el trabajo. Sin embargo, la sobreexposición de ciertos jugadores en las redes sociales se convierte en un elemento que obra muchas veces en contra de ellos. Torres, en su día libre el lunes (no fue convocado por José González al seguir lesionado ), estuvo en Madrid junto a sus excompañeros en el Getafe Codina y Moyá (este curiosamente, rival el sábado en La Rosaleda). Una foto en Instagram le hace aparecer sonriente a escasos minutos de que el Málaga sufriera el mayor varapalo de la temporada, una derrota en el último minuto en un duelo crucial para enderezar su rumbo. Entre los comentarios hay un emoticono con aplausos de la actriz Paula Echevarría, con la que la prensa del corazón le ha relacionado en los últimos días.

Torres no ha parado de encadenar lesiones durante la campaña, aunque ninguna de una especial gravedad, pero sólo ha jugado noventa minutos (los de la derrota en Sevilla, allá por el 30 de septiembre) y fue convocado únicamente en tres ocasiones. Con 22 jornadas disputadas y renovado en octubre hasta 2020 (acababa su contrato en junio y ahora tiene 32 años), al seguidor malaguista le dolió su imagen sonriente y su lejanía antes de un partido clave.

Sobreexposición pública

A través de la redes, el aficionado conoce cómo Torres –que no juega por unas molestias en el cuádriceps izquierdo, pero que ayer se integró con el grupo en el trabajo– viaja con asiduidad y ocupa parte de su tiempo en actividades de ocio en la capital. Este periódico ha podido confirmar que son frecuentes sus desplazamientos a Madrid en los últimos meses, y aunque a día de hoy no implica invertir un tiempo extraordinario ni supone un gran cansancio, se sale de lo habitual en la vida del deportista profesional de élite.

Consciente de los cientos de mensajes hirientes recibidos en las últimas horas, Torres contestó ayer por la tarde desde su perfil de Instagram con un fragmento tomado del libro ‘Marcelo Bielsa, los 11 caminos al gol’, escrito por Eduardo Rojas. «Al futbolista lo quieren y lo dejan de querer semanalmente, por eso es tan arisco, tan desconfiado». El texto añade después: «No me quieras porque gané, necesito que me quieras para ganar». Además, hoy hablará en rueda de prensa.

En tiempos de tanta exposición pública de los futbolistas, Torres no es el primero con problemas por culpa de las redes sociales. Antes del partido en Eibar, Borja Bastón, probablemente presa de un malestar repentino, publicó en Twitter, apenas media hora antes del duelo (algo poco habitual entre los jugadores), que lamentaba no poder ayudar al Málaga en esa cita (ante su exequipo), mensaje luego borrado. El madrileño no fue titular, pero jugó los minutos finales. En el siguiente duelo, ante el Girona, su hacer en el campo generó alguna pitada por parte de la afición, y no fue convocado para Las Palmas.

La respuesta de Torres

«Como seres humanos, necesitamos saber que hay alguien –cuantos más sean, mejor- que nos quiere sin condiciones, que nos quiere pase lo que pase. Al futbolista lo quieren y lo dejan de querer semanalmente, por eso es tan arisco, tan desconfiado. Por eso la vanidad a veces lo invade. Cuando gana muchas veces seguidas se siente querido, pareciera que lo que van a querer eternamente. Después, la derrota lo pone en contacto con otra realidad: sólo queremos al que gana, y queremos al que gana invariablemente.

Un buen conductor se forja en la derrota, cuando sus valores y su estilo generan respeto y credibilidad incluso en la adversidad. Creo que el líder ve en ese momento la capacidad de conducir. No me quieras porque gané, necesito que me quieras para ganar. Quien es querido se siente más seguro y su sensación de fortaleza para enfrentar la tarea es superior. Tengo muy claro que uno tiene que querer sinceramente a quien conduce, y si no lo quiere naturalmente, tiene que aprender a quererlo».

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